Escuela española; segunda mitad del siglo XIX.
“Dolorosa”, 1861.
Óleo sobre lienzo.
Firmado José Cerrato y Aguilar y fechado en el ángulo inferior izquierdo
Conserva la tela original. Presenta craquelado de época.
Medidas: 111 x 84 cm.
En esta obra se representa a María como Virgen de los Dolores y la Soledad, un tema muy del gusto de la devoción popular española, que gozará de una gran difusión durante el Barroco, especialmente en las obras destinadas a capillas y altares privados. El tema se suele representar como aquí vemos, con la Virgen sola en primer plano, en un entorno oscuro e indefinido, de carácter indudablemente dramático. Los párpados caídos, humedecidos por un llanto silencioso, otorgan a la imagen un pathos intenso pero contenido. El claroscuro modela los suaves rasgos femeninos. En este caso concreto la figura de la Virgen se representa con un puñal atravesando su corazón, una iconografía que a pesar de ser frecuente en la presentación de la Virgen de los Dolores, no siempre se da. La figura de la virgen, representada de busto e inscrita en un ovalo, se muestra ante el espectador de un modo ausente, con su mirada fija en una zona exterior de la composición, mostrándose así inmersa en su dolor como madre.
La obra que se caracteriza por la utilización de tonos oscuros, sobre los que aportan luminosidad la piel y parte del paño de la virgen. Este recurso no solamente es estético, sino también temático, ya que introduce al espectador y le ayuda a empatizar con el dolor de una madre, que en este caso no se presenta como reina de los cielos, sino como sufridora.