Escuela flamenca; siglo XVII.
“Paisaje”.
Óleo sobre cobre.
Presenta faltas en la superficie pictórica.
Posee marco del siglo XIX.
Medidas: 17 x 22,5 cm; 23,5 x 29 cm (marco).
Escena paisajística que posee una gama cromática, fundamentada en tonos ocres que aportan un gran vitalismo. La obra presenta a un persona de rodillas y orando en primer plano, pero debido a las dimensiones reducidos de este el protagonismo de la escena recae en el paisaje. En el periodo barroco, fue poco frecuente la representación de paisajes sin recurrir al tema costumbrista, dado que el paisajismo como género no se instauró plenamente hasta el siglo XIX. En Occidente el paisaje no apareció como género del todo independiente en el arte hasta, prácticamente, siglo XVII y gracias a la pintura holandesa (en especial, a Jacob van Ruysdael). Era tratado como un mero telón de fondo en la Edad Media, hasta que el Renacimiento comienza a mostrar interés por él. Llama la atención la gran producción de la época, cuyos destinatarios eran la cada vez más pudiente burguesía urbana, abundancia de obras a la que va unida la proliferación de los géneros pictóricos. Uno de ellos fue el paisaje, que adquirió un gran desarrollo desde el siglo XVII, momento hasta el que no había aparecido como un tema independiente, sin necesitar la presencia de una anécdota para existir. Como otros géneros que adquieren gran popularidad durante el siglo XVII en Flandes, el de paisaje tiene sus raíces en la tradición pictórica de los Países Bajos del siglo XV. Los paisajes de fondo de las obras religiosas de Van Eyck, de Bouts o de van der Goes ocupan en ellas un lugar mucho más importante como elemento artístico que el ocupado por el paisaje en la pintura italiana de la misma época.