Fragmento mural del siglo XVII.
“Santo en posición orante”.
Pintura mural al seco (óleo con hiel de vaca).
Medidas: 62,5 x 52 cm.
Se trata de una pintura mural al seco, arrancada y posteriormente consolidada mediante la adhesión de una tela.
El arranque de pinturas murales es una técnica muy agresiva para la pintura por lo que está en deshuso y se intenta realizar lo menos posible, es por ello que no se suelen encontrar este tipo de piezas.
Fragmento perteneciente al lado derecho de la estructura original, dado que el santo aparece en actitud de adoración, dirigiendo su postura y su mirada hacia el lado izquierdo, donde estaría la imagen central. El santo aparece vestido con túnica y manto, arrodillado, acompañado de otros personajes y de un atributo iconográfico: el dragón, animal maléfico, el más genuino enemigo de Dios y del hombre. Representa las fuerzas del mal desbordadas, el principal enemigo del cristiano, aunque por estar dotado de fuerza y aguda vista, es alegórico el Vaticinio y la Sabiduría (Apocalipsis XII, 7-9; Daniel XIV, 22-27; Jeremías XIV, 6; Isaías XXXIV, 13-43). La victoria del dragón acarrea la conquista de la inmortalidad, lo que implica necesariamente la reintegración al centro del ser humano, es decir, el punto en el que se establece la comunicación con los estados superiores. Animal relacionado con el fuego, ya que una de sus cualidades es escupir fuego por la boca.