Escuela italiana; siglo XVII.
“San Francisco penitente”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica.
Medidas: 75 x 60 cm.
San Francisco en actitud penitente fue un tema profundamente arraigado en la espiritualidad contrarreformista que dominó el arte sacro en el periodo barroco. Esta imagen, impregnada de dramatismo y misticismo, refleja no solo la devoción del santo hacia Cristo crucificado, sino también los ideales estéticos y teológicos promovidos por el Concilio de Trento (1545–1563) y sus efectos en la producción artística posterior.
En un entorno de penumbra, dominado por tonos oscuros y terrosos, se destaca la figura de San Francisco, vestido con el tradicional hábito franciscano. El rostro del santo, profundamente conmovido y bañado en sombras, se aproxima con ternura y reverencia al crucifijo que sostiene en sus manos. La expresión es de recogimiento absoluto, bordeando el éxtasis místico, con una lágrima que parece brotar del ojo izquierdo, subrayando la intensidad emocional del momento.
El tratamiento de la luz es claramente caravaggista: el claroscuro no sólo modela los volúmenes del rostro y del hábito, sino que también otorga una atmósfera espiritual, enfocando la atención del espectador en la conexión íntima entre el santo y la imagen de Cristo crucificado. El crucifijo, desproporcionadamente grande y girado hacia el espectador, no es simplemente un símbolo, sino el eje físico y espiritual de la escena.
Uno de los elementos más reveladores es la llaga visible en la mano del santo, indicio de los estigmas que, según la tradición, recibió San Francisco como signo de su unión con el sufrimiento de Cristo. Este detalle no es meramente anecdótico, sino central para comprender la iconografía franciscana del siglo XVII.
Durante el siglo XVII, Italia fue epicentro de una renovación artística marcada por el naturalismo dramático y el pathos emocional, que buscaban conmover al fiel y acercarlo al misterio divino. Artistas como Caravaggio, Guido Reni, y los Carracci influyeron poderosamente en la manera en que los temas religiosos eran representados, optando por una estética más humana, directa y conmovedora.
En este contexto, el tema de San Francisco penitente se volvió especialmente popular, ya que encarnaba ideales de humildad y sacrificio.