Escuela flamenca; segundo tercio del siglo XVII.
"La Virgen Niña con santa Ana y San Joaquin".
Óleo sobre cobre.
Medidas: 70 x 87 cm; 92 x 110 cm (marco).
Escena devocional sobre cobre en la que se representa a la Virgen Niña con sus padres, siguiendo el modelo habitual de las Sagradas Familias, de hecho la composición de la Virgen apoyada en el regazo de su madre siendo admiradas por san Joaquín, en segundo plano sigue el modelo establecido por Rubens en su cuadro "La educación de la Virgen", obra que actualmente se encuentra en el Museo Real de Bellas Artes de Amberes.
La iconografía que alude a Santa Ana y la Virgen, apareció por primera vez a finales de la Edad Media y se populariza a partir del siglo XVI, figurando desde entonces el libro como atributo de santa Ana. Este tema fue centro de intensas discusiones en los círculos intelectuales de la Sevilla del periodo barroco. Dentro de la doctrina contrarreformista, la Iglesia dictó una serie de normas a los pintores, destinadas a regular el tratamiento de los temas más fundamentales de la doctrina católica, de forma que éstos resultaran comprensibles para el pueblo. En concreto la Virgen se convirtió en uno de los temas más queridos por los fieles católicos, dado que su inmaculada concepción fue puesta en duda por los protestantes. De ahí que proliferen en los siglos XVII, los ciclos de la vida de la Virgen, una de cuyas escenas es la referente a su educación. Aunque este tema suscitó controversia entre los intelectuales, porque ponía en duda la perfección de María, fue en cambio muy del gusto del pueblo por su carácter humano y realista.