Escuela italiana de finales del finales del siglo XVII.
"Retrato de Santa Catalina".
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Retrato oval de una santa femenina, identificable, aunque sin atributos concluyentes, como una probable Santa Catalina de Alejandría, figura recurrente en la pintura devocional por su belleza idealizada y su carga simbólica. El rostro de la santa se presenta de tres cuartos, con una mirada en fuga dirigida hacia el cielo. Los ojos, grandes y húmedos, poseen un brillo lacrimoso que insinúa devoción extática. Uno de los elementos más refinados del retrato es el uso del aderezo perlado, que aparece en el cabello, las joyas y el brocado del cuello, elaborado con minuciosidad. Las perlas, símbolo tradicional de pureza y virginidad, refuerzan la identificación de la figura con una virgen mártir como Santa Catalina. Además, su brillo suave hace eco del tratamiento de la piel y del terciopelo, unificando la textura visual en una atmósfera de opulencia sagrada. El terciopelo de las mangas, en ricos pliegues, introduce una dimensión táctil, sensual, que realza el preciosismo de la composición.