Círculo de LUCA GIORDANO (Nápoles, 1634 – 1705) y CORRADO GIAQUINTO (Italia, 1703 – 1765/66), segunda mitad/último tercio del siglo XVII.
“Jonás y la ballena”.
Óleo sobre lienzo.
Con inscripción en el reverso atribuido a Salvatore Rosa.
Medidas: 38 x 48 cm; 50 x 59 cm (marco).
La historia de Jonás y la ballena, una de las narraciones más conocidas del Antiguo Testamento, aborda temas profundos como la desobediencia a Dios, el castigo divino y la posterior redención. Ilustra la importancia del arrepentimiento, mostrando cómo Dios perdona incluso a los más impíos si demuestran una contrición genuina, como se ve en Nínive. Asimismo, subraya la obediencia a Dios, ya que Jonás, a pesar de intentar huir de su misión, no pudo escapar de su destino y tuvo que cumplir lo ordenado. La misericordia divina se manifiesta en su compasión hacia Jonás y los ninivitas, revelando que no está limitada a un solo pueblo. Finalmente, enseña la humildad, ya que el profeta Jonás aprendió que el perdón y la salvación son universales, no exclusivos de quienes él consideraba dignos.
En paralelo, la pintura italiana de los siglos XVII y XVIII, especialmente la de artistas como Luca Giordano, Salvator Rosa y Corrado Giaquinto, se distingue por su dinamismo, dramatismo y exuberancia. Fuertemente influenciada por el Barroco y el Rococó, esta época muestra un interés tanto en temas religiosos y mitológicos como en el paisaje y la vida cotidiana. La evolución artística se caracteriza por un notable virtuosismo técnico, una marcada teatralidad, una rica paleta cromática, intensos contrastes lumínicos y una pincelada valiente y suelta.
Luca Giordano personifica el barroco napolitano más exuberante con su estilo rápido, grandioso y dominado por la monumentalidad y la teatralidad. Salvator Rosa, por su parte, desarrolló una visión más personal y filosófica, introduciendo un estilo más dramático y sombrío. Finalmente, Corrado Giaquinto suavizó las formas y los colores, creando una obra más delicada y ornamental, enfocada en la gracia y la armonía.