Atribuido a LUCAS VAN UDEN (Amberes, 1595-1673).
“Paisaje fluvial en Flandes con paseantes en un camino”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 27 x 40,5 cm; 42 x 56 cm (marco).
Estamos ante un ejemplo prototípico de la especial sensibilidad pictórica que desarrolló Lucas van Uden en el género paisajístico. Sus paisajes boscosos auguran, en cierto modo, la sublimación de la naturaleza que tendrá lugar en los siglos venideros. Los árboles, dotados de fuertes y tortuosos troncos, organizan la composición, y junto a ellos las figuras humanas quedan minimizadas. Nuestra mirada zigzaguea entre las copas frondosas y fuga hacia un fondo azulado por la lejanía, ribeteado de montañas y precedido por valles lacustres que reflejan las luces del atardecer. Van Uden se sirve de una paleta de tonos cálidos, dominando los amarillos, ocres y verdes. Los hábiles contrastes entre zonas oscuras y frías con otras más cálidas resultan en composiciones bucólicas de gran fuerza contemplativa. Este paisaje, muy similar a los conservados en el Museo del Prado (como "Paisaje" y "Merienda de aldeanos"), es asimismo comparable a algunas pinturas de Jan Brueghel el Viejo o Joost de Momper.
Era frecuente, en este tipo de obras paisajísticas que David Teniers II colabora con Van Uden pintando las figuras de campesinos, como también ocurre en "Merienda de aldeanos".
Lucas van Uden fue un pintor barroco flamenco, especializado en pintura de paisaje. Registrado como maestro en el gremio de San Lucas de Amberes en 1627, parece probable que se iniciase en la pintura copiando obras de Rubens, como el "Paisaje costero con tormenta" de la Alte Pinakothek de Múnich. Su relación con el taller de este, sin embargo, no ha podido ser establecida, y el estilo meticuloso de los paisajes de Lucas van Uden y su brumosa representación de la luz mantiene todavía estrechas relaciones con los modelos anteriores de Jan Brueghel el Viejo y Joos de Momper. Las pequeñas figuras que animan algunos de sus paisajes fueron con frecuencia añadidas por otros pintores. Especialmente estrecha debió de ser en este sentido la colaboración con David Teniers II, con quien compuso obras como la "Merienda de aldeanos" del Museo del Prado.