Escuela del Norte de Europa, siglo XVII- XVIII.
“Cristo atado a la columna”.
Óleo sobre tabla.
Medidas: 45 x 38 cm; 58 x 47,5 cm (marco).
Cristo atado en la columna es un tema enormemente dramático, pero no narrativo, pensado para incitar al fiel a conmoverse ante el sufrimiento físico de Cristo y a admirar su aceptación ante las desgracias que ha de sufrir para redimir a la humanidad. En este caso Jesús ha sido representado en soledad, abatido como dejan entrever su rostro apenado y su gesto frustrado. La delgadez de sus piernas, el cuerpo sombrío atenuado con una iluminación de carácter tenebrista, son rasgos que ahondan en el calvario de los últimos momentos de la vida de Jesús. La escena transcurre en el Pretorio de Jerusalén, el centro de poder romano, a donde Cristo ha llegado por segunda y última vez, tras su paso por distintas instancias. Es exhibido ante la multitud (“Ecce Homo”), que prefirió liberar a Barrabás antes que a él y, bien antes o después de esa exhibición, es despojado de sus ropas y atado a una columna, donde será sometido a burlas relativas a su presunto delito, ser “rey de los judíos”, y torturas, entre ellas la flagelación y la coronación de espinas.