Escuela boloñesa del siglo XVI.
"El matrimonio místico de Santa Catalina".
Óleo sobre tabla.
Reforzado. Ampliado en ambos lados aproximadamente 3 cm y 2 cm.
Con restos de una etiqueta antigua en el reverso.
Presenta restauraciones antiguas, faltas y desperfectos.
- Agradecemos al profesor Emilio Negro, quien nos precisó por correo electrónico y con fotografía digital el 3 de abril de 2023: «La tavola è opera de Giulio Francia e bottega».
Medidas: 60 x 49 cm.
Esta pintura es una representación devocional de un tema popular en el arte cristiano: el matrimonio místico de Santa Catalina de Alejandría. La obra, de la escuela de Bolonia, presenta una composición íntima y solemne que se centra en la interacción sagrada entre las figuras. En el centro, la Virgen María sostiene con ternura al Niño Jesús en su regazo. Su rostro, enmarcado por un velo oscuro y un sutil halo apenas visible, expresa una mezcla de solemnidad, melancolía y amor maternal. Su mirada se dirige hacia abajo, contemplando la unión mística que está a punto de ocurrir. Viste un atuendo tradicional con una túnica rojiza y un manto oscuro. Con su mano derecha, guía delicadamente la mano del Niño hacia la de Santa Catalina. Representado como un bebé robusto y lleno de vida, El Niño Jesús se sienta en las rodillas de su madre. Gira su cuerpo y extiende su mano derecha para colocar un anillo (el símbolo de la unión espiritual) en el dedo de Santa Catalina. Su gesto es el punto focal de la narrativa de la pintura. A la derecha, Santa Catalina se arrodilla con una expresión de humilde devoción y reverencia. Es representada como una joven de belleza idealizada, con la mirada baja hacia la mano del Niño. Su vestimenta, con telas ricas en tonos dorados y ocres, alude a su origen noble (era una princesa, según la tradición). Extiende su mano derecha, lista para recibir el anillo que la unirá espiritualmente a Cristo. En el fondo, a la izquierda, emerge de la penumbra la figura de San José. Su presencia es discreta, actuando como un testigo protector de la escena sagrada. Su rostro barbudo muestra una expresión serena y contemplativa.
El estilo de la pintura es característico del Alto Renacimiento italiano, particularmente de la escuela boloñesa influenciada por artistas como Rafael y Perugino. Se observa el uso del sfumato, una técnica de sombreado suave que difumina los contornos para crear una atmósfera delicada y realista, especialmente visible en los rostros y la piel de las figuras. La composición es equilibrada y armónica, con las figuras principales formando una estructura piramidal que aporta estabilidad y calma a la escena. La paleta de colores es sobria pero rica, dominada por tonos cálidos y terrosos que refuerzan el ambiente íntimo y espiritual.