Escuela italiana del siglo XVII.
“Virgen con Niño”
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Medidas: 73 x 58 cm.; 90 x 75 cm.(marco).
Esta maternidad encarna con refinada sensibilidad los ideales devocionales y estéticos del Barroco temprano. En esta composición íntima y serena, se representa a la Virgen María con el Niño Jesús inmersos en una atmósfera de ternura, recogimiento y sacralidad. La escena se organiza en un formato vertical de medio cuerpo, con la Virgen ligeramente inclinada hacia el Niño, en un gesto que denota protección, afecto y entrega. María baja la mirada con los párpados semicerrados, en un gesto de dulzura, mientras sostiene con una mano al Niño y con la otra le proporciona apoyo, manifestando una conexión intensa pero contenida. El Niño Jesús, de ensortijada cabellera rubia y mejillas sonrosadas, gira el rostro hacia el espectador con una expresión grave, casi meditativa.
El tratamiento de la materia pictórica es suave y meticuloso, con una evidente preocupación por los valores táctiles y lumínicos. El artista modela los rostros con transiciones delicadas de luz y sombra, logrando un efecto de volumen terso y pulido, que recuerda a la tradición de los maestros boloñeses como Guido Reni o Francesco Albani. La paleta es cálida y equilibrada: los tonos teja de la túnica de María, el verde esmeralda de su manto y los tonos marfileños del ropaje del Niño se armonizan con gran elegancia cromática. El fondo oscuro concentra la atención en el vínculo entre madre e hijo.
Esta Virgen con Niño constituye un exquisito ejemplo de la pintura religiosa italiana del Seicento, en la que confluyen la gracia manierista tardía, la piedad contrarreformista y la incipiente emotividad barroca. A través de su sensibilidad luminosa, la idealización serena de los rostros y la gestualidad controlada pero elocuente, la obra logra transmitir tanto la humanidad como la divinidad de sus protagonistas, en una imagen que conmueve por su intimidad y eleva por su nobleza.