Atribuido a GYSBRECHT LEYTENS (1586 – antes de 1656).
“Recolectores de leña cerca de un río”.
Panel de roble, dos tablas, sin encolado.
Certificado de François Heim con fecha del 7 de octubre de 1988 (como Alexander Keirincx).
Procedencia: Adquirido por el propietario actual en 1988 en la galería Robert Mikaeloff (como Keirincx).
Medidas: 40 x 58,5 cm.
Esta obra es un ejemplo de la calidad del paisajismo flamenco de la primera mitad del siglo XVII, donde la naturaleza se convierte en la verdadera protagonista de la escena. En esta obra, el motivo humano, unos campesinos ocupados en la recogida de leña junto a un curso fluvial, aparece subordinado a la vastedad del entorno, que despliega una composición cuidadosamente estructurada, rica en detalles atmosféricos y cromáticos.
El paisaje domina el cuadro, no sólo en su dimensión física, sino también en su carácter emocional. La luz, fría y difusa, parece filtrarse entre nubes densas, acentuando el tono melancólico de la escena. Los personajes, reducidos en escala, se integran armoniosamente al entorno, cumpliendo una función más narrativa que expresiva. Su presencia remite al trabajo cotidiano y a la relación íntima entre el ser humano y la naturaleza, un tema recurrente en el arte flamenco de la época.
estilísticamente la obra se acerca a la pintura de Gysbrecht Leytens, un pintor originario de Amberes, ciudad donde se formó y desarrolló la mayor parte de su carrera. Miembro del gremio de San Lucas a partir de 1611, se especializó en la pintura de paisajes, particularmente los denominados winterlandschappen o paisajes invernales, género en el que alcanzó un alto grado de refinamiento estilístico. Aunque su figura ha permanecido en parte eclipsada por otros contemporáneos como Joos de Momper o Jan Brueghel el Viejo, su obra revela una sensibilidad particular hacia los efectos de la luz y la atmósfera, así como una notable habilidad compositiva. Su capacidad para organizar los planos del paisaje con equilibrio y para representar con delicadeza la textura de la vegetación y la nieve lo sitúa entre los nombres destacados del paisaje flamenco tardomanierista.
En esta obra se percibe claramente esta preocupación por la estructura espacial y la representación casi lírica de la naturaleza. La mirada del espectador es guiada desde el primer plano, donde se sitúan los recolectores y los árboles monumentales, hacia un fondo más abierto donde el río serpentea, creando una sensación de profundidad que envuelve la escena en una atmósfera de contemplación.