Círculo de ANIBALE CARRACI (Bolonia, 1560 – Roma, 1609).
“Las santas mujeres ante la tumba de Cristo”.
Óleo sobre lienzo. Reentelado.
Posee marco de c. 1800.
Medidas: 76 x 88 cm; 102 x 118 cm (marco).
Esta obra sigue el modelo de la pintura titulada “Las santas mujeres ante la tumba de Cristo” o “Las tres Marías, una obra realizada en 1598 por el artista italiano Annibale Carracci, uno de los principales representantes del barroco temprano. Actualmente se conserva en el Museo del Hermitage de San Petersburgo, al que llegó en 1836 tras haber pasado por diversas colecciones privadas a lo largo de los siglos.
La obra orginal fue encargada por Lelio Pasqualini, canónigo en la basílica romana de Santa Maria Maggiore y destacado erudito de la Antigüedad clásica. Su conocida afición al coleccionismo de objetos antiguos y su sensibilidad intelectual podrían explicar la peculiaridad de la composición del cuadro, que se aleja de los modelos más convencionales de la iconografía cristiana de la Resurrección y manifiesta una notable influencia del arte clásico. Este vínculo con el mundo antiguo no solo se refleja en la disposición de las figuras, sino también en la monumentalidad escultórica de los cuerpos y en la serenidad expresiva del ángel, cuyas vestiduras recuerdan tanto a las estatuas antiguas como a los personajes idealizados de los tapices vaticanos diseñados por Rafael.
La pintura encarna una síntesis magistral del estilo que Annibale desarrolló durante su estancia en Roma, un momento de especial fecundidad artística para el pintor boloñés. Su lenguaje visual, depurado pero emotivo, integra influencias de maestros renacentistas con una sensibilidad barroca incipiente, perceptible en la teatralidad contenida y en el tratamiento atmosférico del espacio.
El testimonio de Carlo Cesare Malvasia en su Felsina Pittrice (1678) confirma la celebridad temprana de esta obra, que en su momento fue descrita como una pintura insigne, de una gracia y ejecución excepcionales. Malvasia relata haberla visto en Nápoles, en la residencia del duque della Torre, donde era conocida no solo por su temática, sino también por la presencia del ángel “en vestiduras” junto al sepulcro. La trayectoria del cuadro revela su alta estimación por parte de coleccionistas y mecenas: perteneció a Monsignor Agucchi, pasó por herencia al cardenal Filomarino y, según se cuenta, fue objeto de un intento de adquisición por parte del rey de Inglaterra, quien ofreció a cambio tres tapices de cámara sin éxito. Finalmente, tras integrarse en la colección de Lucien Bonaparte, el lienzo terminó en su ubicación actual.