Seguidor de VELÁZQUEZ; finales del siglo XIX.
“Felipe IV”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 63 x 49 cm; 79 x 66 cm (marco).
La obra versiona el conocido retrato de Felipe IV de edad avanzada, realizado por Velázquez y conservado en el Museo del Prado. El genial pintor presenta al rey sobriamente vestido de negro, como era habitual en el monarca y la alta nobleza de la época, con expresión algo melancólica y las mejillas algo hundidas por la edad. El rey, que siempre había buscado la veracidad en sus retratos, al verse efigiado así, camino de la ancianidad, parece que exclamó que ese sería el último retrato que le harían. Es, de hecho, una imagen del monarca que se ha convertido en icónica, puesto que fue muy versionada por otros artistas de la época, convirtiéndose en la imagen oficial del final del reinado de Felipe IV. Velázquez concentra toda la atención en el rostro y la expresión, prescindiendo de las marcas de poder y los elementos que denotan suntuosidad y riqueza (cortinajes, mobiliario, joyas), tan habituales en el retrato barroco. El artista consigue, así, una obra de gran profundidad psicológica.