Escuela española; segundo tercio del siglo XVI.
“San Pedro y Santiago el Mayor”.
Óleo sobre tabla.
Presenta restauraciones en la superficie pictórica.
Medidas: 63 x 78 cm.
Esta obra constituye un ejemplo significativo de la religiosidad y el lenguaje visual que caracterizaron a la producción artística hispana en este periodo. La obra representa a los dos apóstoles en primer plano, de busto largo y frontalidad acusada.
La disposición de las figuras, centradas y recortadas contra un paisaje de escaso desarrollo espacial, permite suponer que esta pintura pudo haber formado parte de una composición más amplia, probablemente un retablo o conjunto devocional. En estos contextos, los santos solían aparecer emparejados, no solo por su papel fundacional en la Iglesia, sino también por su función ejemplarizante.
En cuanto a los aspectos técnicos y estilísticos, la escuela española del siglo XVI se encontraba en un proceso de maduración que combinaba la herencia del gótico tardío con la progresiva asimilación de las formas renacentistas italianas y flamencas. En este sentido, la pintura muestra una marcada atención al naturalismo de los rostros, el modelado volumétrico de las carnaciones y una cierta austeridad cromática que responde al carácter sobrio y meditativo del arte religioso hispano.
El valor de este tipo de obras reside también en su función pedagógica y devocional, ya que a través de la intensidad expresiva de los rostros y la frontalidad hierática de los apóstoles se buscaba establecer un diálogo directo con el fiel, favoreciendo la contemplación y la interiorización de los modelos de santidad. La técnica, aunque influida por los ecos internacionales del Renacimiento, mantiene un sello distintivo: la severidad expresiva, la contención formal y la claridad en la presentación iconográfica, rasgos que terminarían por definir la identidad propia de la pintura española en vísperas de su Siglo de Oro.