Escuela francesa del segundo tercio del siglo XVIII.
Sigue modelos de NICOLAS LANCRET (París, 1690 – 1743).
"Las cuatro edades del hombre: la vejez".
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Marco francés del segundo tercio del siglo XIX.
Medidas: 88 x 111 cm.; 113 x 136 x 8 cm.(marco).
La pintura se basa en la pintura homónima de Nicolas Lancret conservada en la National Gallery. Es una copia coetánea, de calidad, y respeta la elección de una paleta de tonos contenidos que acentúan la sobriedad del motivo. La luz, difusa y cálida, evita los contrastes violentos y contribuye a la sensación de quietud.
La escena nos sitúa en un patio soleado de aire rural, probablemente en el entorno de un pequeño pueblo, donde un grupo de ancianos comparte un instante de calma. Al fondo, un edificio claro de arquitectura sencilla sirve de telón, mientras un gran árbol proyecta su sombra, tamizando la luz solar y envolviendo la composición en una atmósfera apacible. La paleta es de tonos contenidos, lo que acentúan la sobriedad del motivo.
Las figuras, descritas con una técnica minuciosa y sensible, muestran la huella del paso de los años: los rostros curtidos, los cuerpos levemente encorvados, las telas gastadas que aún conservan una sencilla elegancia. Un anciano frágil aparece acompañado de un perro pequeño, símbolo de lealtad y compañía; una mujer, concentrada en hilar, encarna la perseverancia del trabajo cotidiano; otra pareja, en la que uno de los hombres se apoya en su bastón, refleja la inevitable dependencia de la edad. La presencia de una mujer más joven, vestida con tonos más vivos, introduce un contrapunto visual y temático: su gesto cercano hacia los mayores sugiere la continuidad entre generaciones y la permanencia de los lazos afectivos.
Los objetos sencillos (una rueca, una mesa modesta) anclan la escena en la vida diaria y otorgan veracidad al relato pictórico. No obstante, la obra trasciende lo anecdótico: más allá de documentar un instante doméstico, se convierte en una reflexión poética sobre el ciclo vital. Incluso, la hilandera es sí misma deviene una figura alegórica del paso del tiempo.
Nicolás Lancret fue conocido, sobre todo, por sus obras de tema cómico ligero que reflejaban los usos y gustos de la alta sociedad francesa de su tiempo. Estudió con Pierre d`Ulin primero, pero su admiración por Watteau le llevó a dejar a su maestro por formarse bajo Gillot (discípulo de Watteau), estudiando con él entre 1712 y 1713. Su fama creció desde que mostrara en el Place Dauphine dos obras, dando base a la fortuna que obtendría y que, en el momento, se pensaron que eran de Watteau. Nombrado académico en 1718 en París, desde entonces no hizo sino convertirse en un artista que despertaba un gran respeto, especialmente entre los admiradores de Watteau. Trabajó realizando obras para el Palacio de Versalles, y su estilo fue muy popular con el Reinado de Federico el Grande en Prusia. Completó mucha pintura, con una importante proporción de grabados. Realizó también retratos y trabajó el tema histórico, pero sus favoritas (y las del público también) fueron aquellas de tema intrascendente como bailes, ferias, bodas en aldeas…, típicas del estilo Rococó en este tema y en el estilo con que las realizó, muy similar al de Watteau. Su trabajo se conserva en numerosas colecciones privadas de todo el mundo y en instituciones como la National Gallery de Londres, el Musée Condé, el Museo Thyssen-Bormemisza de Madrid, el Getty Museum, etc.