Escuela española; siglo XVIII.
“Florero”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta perforación.
Posee marco delo siglo XIX de estilo Carlos III.
Medidas: 32,5 x 25 cm; 60 x 41 cm (marco).
Escena protagonizada por un jarrón de vidrio transparente que descansa sobre una repisa de piedra, recoge con sobriedad y elegancia una selección de flores dispuestas con aparente espontaneidad, aunque cuidadosamente equilibradas en forma y color.
El tratamiento de la luz, que incide lateralmente, destaca el volumen de los pétalos y la transparencia del recipiente, en un ejercicio técnico que revela la pericia del autor en la representación de texturas diversas: la fragilidad del cristal, la tersura de los pétalos, la opacidad de las hojas. El fondo oscuro y neutro, de tonalidad marrón rojiza, refuerza el efecto de claroscuro propio del lenguaje barroco, al mismo tiempo que concentra la atención en el motivo central, aislándolo de todo contexto narrativo o espacial.
Este tipo de pintura, aunque aparentemente menor dentro del sistema jerárquico del arte académico, adquirió en la España del siglo XVIII un valor especial en el ámbito doméstico y conventual, donde las naturalezas muertas eran apreciadas tanto por su belleza formal como por su carga simbólica.
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