Escuela europea, ca. 1700.
"María Magdalena".
Óleo sobre lienzo, formato ovalado.
Medidas: 75 x 56 cm.; 89 x 71 cm (marco)
Esta pintura de fines del siglo XVII o inicios del XVIII, se inscribe dentro del estilo barroco tardío, caracterizado por su intensa carga emocional, el dinamismo de las composiciones y el dramatismo lumínico.
La escena representa a María Magdalena en un momento de éxtasis o arrobamiento místico. Arrodillada, con la mirada perdida y el cuerpo vencido, es sostenida delicadamente por un arcángel, mientras un segundo ángel se sitúa tras ellos. En el fondo, un coro de querubines se asoma entre nubes doradas en un rompimiento de gloria, recurso típico del barroco para simbolizar la irrupción divina.
En la parte izquierda del fondo se abre un paisaje crepuscular de tonos azulados, que aporta profundidad y refuerza el contraste entre la penumbra terrenal y la luz celestial. Frente a la santa se dispone una cruz de madera tosca apoyada sobre una piedra, alusión directa a su penitencia y meditación.
María Magdalena viste una túnica de un blanco marfileño mientras un manto color miel reposa en su regazo, a juego con sus cabellos sueltos, lo que acentúa su humanidad y pureza espiritual. La paleta cálida y terrosa, junto con el modelado suave de las figuras y los efectos de claroscuro, revelan la influencia de la pintura religiosa barroca italiana y flamenca, difundida ampliamente por toda Europa en este período.
Por su temática, tratamiento emocional y estructura compositiva, esta obra refleja plenamente el espíritu devocional y teatral del barroco final, en el que la fe se expresa a través del sentimiento, la sensualidad y la luz trascendente.
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