Después de RAFAEL SANZIO (Urbino, 1483 – Roma, 1520)., principios del siglo XIX.
"Traslado de Cristo".
Óleo sobre lienzo.
Reentelado.
Precisa limpieza.
Medidas: 98 x 93 cm.; 133 x 129 cm.(marco).
La pintura representa una de las composiciones más conmovedoras del Renacimiento italiano: el momento en que el cuerpo de Cristo, recién descendido de la cruz, es trasladado al sepulcro. Esta versión del siglo XIX reproduce con fidelidad la tabla central del Retablo Baglioni, originalmente pintado por Rafael Sanzio hacia 1507, durante su etapa florentina.
En el primer plano se observa a Cristo yacente, sostenido por dos jóvenes discípulos: uno visto de espaldas, cargando el peso de las piernas, y otro que lo sujeta por el torso mediante un lienzo blanco que sirve de sudario. El cuerpo de Jesús, sereno y luminoso, contrasta con la tensión muscular de quienes lo cargan, en una escena donde la gracia clásica se combina con una intensa emoción humana.
A la derecha, en un plano algo más retirado, se desarrolla la lamentación de la Virgen, que desfallece por el dolor, sostenida por otras mujeres piadosas. Su desvanecimiento constituye un eco simbólico del cuerpo inerte de su Hijo, reforzando el paralelismo entre ambos: Madre e Hijo comparten la experiencia del sufrimiento y la compasión. María Magdalena, reconocible por su cabello suelto y su expresión apasionada, se inclina sobre la mano de Cristo, estrechándola con un gesto de devoción y desesperanza. Su figura, captada en pleno movimiento, introduce un dinamismo rítmico que recorre toda la composición.
En el fondo, un paisaje luminoso y abierto sugiere la ruta hacia el sepulcro, con suaves colinas y un horizonte que respira el ideal renacentista de armonía entre lo humano y lo divino. El colorido es rico y variado, con tonos cálidos en los mantos y fríos en el fondo, siguiendo el equilibrio cromático característico de Rafael. Los rojos, azules y verdes se entrelazan con una luz dorada que unifica la escena, destacando la pureza marmórea del cuerpo de Cristo.
La obra original formaba parte del retablo Baglioni, encargado por Atalanta Baglioni para conmemorar la muerte violenta de su hijo Grifonetto, lo que añade una dimensión personal de duelo y redención.
La pintura que licitamos, realizada en el siglo XIX, refleja la admiración académica por el genio renacentista y la revalorización de Rafael en el contexto neoclásico. Durante este período, numerosos talleres europeos ejecutaron copias de alta calidad para coleccionistas, academias y museos, utilizando técnicas al óleo sobre lienzo o tabla, con un gran cuidado en la fidelidad cromática y anatómica.
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