Escuela italiana o española del siglo XVII.
"Piedad con San Juan Evangelista y San Francisco de Asís".
Óleo sobre lienzo.
Necesita restauración.
Medidas: 176 x 139 cm.; 226 x 179 cm.(marco).
Obra perteneciente al ámbito del barroco devocional del siglo XVII, representando una Piedad acompañada de San Juan Evangelista y San Francisco de Asís. La composición, de dramatismo contenido y densidad espiritual, centra la atención en la Virgen María, que, envuelta en su tradicional manto azul y túnica roja, eleva la mirada al cielo en actitud de súplica mientras sostiene contra su pecho el cuerpo inerte de Cristo recién descendido de la cruz.
El Redentor, semidesnudo y cubierto tan solo por el paño de pureza, reposa sentado sobre el Santo Sepulcro, del cual asoma el sudario blanco que se extiende bajo su cuerpo. Su cabeza caída, los ojos cerrados y los labios entreabiertos subrayan la languidez postrera de la muerte, en contraste con la intensidad emocional del resto de las figuras.
A la derecha, San Francisco de Asís, representado con hábito franciscano, sostiene un libro abierto en su regazo y unas flores de lis, atributos que aluden tanto a su devoción como a su pureza espiritual; su mirada absorta expresa arrobo místico ante el misterio de la Pasión. Su fisonomía es juvenil e idealizada.
En un plano posterior, algo elevado, se distingue otro santo varón de barba cana, al que identificamos como San Juan Evangelista, quien se lleva la mano derecha al pecho en gesto de fervor contemplativo. Participa del pathos de la escena con un tratamiento naturalista del rostro y los pliegues de su vestidura.
La luz modela los cuerpos con delicado claroscuro, destacando la anatomía de Cristo y la idealización de los rostros de María y Francisco, en contraste con la descripción más verista del Evangelista. El fondo paisajístico, apenas esbozado, sirve de marco atmosférico a la escena centrada en la monumentalidad de las figuras, que ocupan la mayor parte del espacio pictórico.
Por sus características estilísticas (composición cerrada, acento emotivo, y uso de la luz como agente espiritualizante) la obra podría situarse en la órbita de la pintura barroca de raíz italiana o hispano-napolitana, con posibles ecos de Guido Reni, Ribera o Zurbarán, artistas cuya producción conjuga la exaltación mística con una sobria teatralidad compositiva.
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