Pintor bamboccianti; siglo XVII, o pintor holandés activo en Italia a mediados del siglo XVII.
“Escenas pastoriles”.
Óleos sobre tablas.
Medidas: 11 x 19 cm (x2); 24 x 32 cm (x2).
Las dos composiciones, vinculadas estilísticamente al ámbito de los bamboccianti y a la tradición de los pintores holandeses activos en Roma a mediados del siglo XVII, presentan escenas pastoriles articuladas con un marcado sentido narrativo y una atención minuciosa a la observación cotidiana. En el primer lienzo, el paisaje se abre bajo una luz dorada que modela suavemente los volúmenes del ganado y acentúa la profundidad atmosférica del horizonte. Diversas figuras , pastores y campesinos, se distribuyen en torno a un pequeño grupo de animales, entre los cuales destacan vacas y caballos detenidos en actitudes naturales; uno de los personajes aparece agachado, probablemente ocupado en tareas de cuido o preparación del animal, mientras al fondo se insinúa la arquitectura rústica de un abrigo rocoso. La pintura conjuga el interés por la vida humilde con un notable manejo de la pincelada suelta y vibrante, que dota a la escena de inmediatez y vivacidad.
La segunda escena, más densa en su composición, presenta una caravana de viajeros y pastores avanzando pausadamente con sus caballos cargados y un pequeño rebaño de ovejas. La iluminación crepuscular —propia de ciertos bamboccianti ligados al naturalismo tonal— permite resaltar la textura de los paños, las alforjas voluminosas y el metal de los herrajes, enfatizando la rudeza de la vida itinerante. Las figuras se agrupan dinámicamente: un hombre inclina el cuerpo hacia adelante para ajustar la carga sobre un caballo, mientras otros acompañan el lento avance del conjunto. De nuevo, la pintura registra con precisión narrativa los detalles anecdóticos y la gestualidad espontánea, integrados en un paisaje abierto que, aunque secundario, contribuye a crear una atmósfera de tránsito y esfuerzo.
Ambas obras, concebidas probablemente como parejas o escenas complementarias, comparten la estética característica del círculo bambocciante: la valoración del motivo humilde, la captación naturalista de la vida pastoril y el uso expresivo del claroscuro para articular la materia pictórica. La pincelada quebrada, la elección de formatos apaisados y la minuciosa atención a animales y figuras humanas remiten a esa tradición italo-holandesa que, en la Roma del Seicento, desarrolló un género pastoral y de costumbres tan directo como sofisticado en su construcción visual.
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