Escuela flamenca; siglo XVII.
“La infancia de Quirón”.
Óleo sobre cobre.
Medidas: 26 x 40 cm; 37 x 51 cm (marco).
La pintura representa el nacimiento o la primera infancia de Quirón, el centauro, y la reacción de su madre o de su nodriza al descubrir su naturaleza híbrida.
La pintura, atribuible a la escuela flamenca del siglo XVII, desarrolla con notable interés narrativo una escena mitológica poco frecuente: la infancia de Quirón, el futuro centauro sabio de la tradición clásica. La composición se articula en un paisaje boscoso de resonancias crepusculares, concebido con una atmósfera húmeda y un cromatismo terroso característico de ciertos talleres flamencos menores, donde el paisaje sirve como soporte poético más que como descripción naturalista.
En el ángulo izquierdo se abre la arquitectura doméstica, apenas esbozada, desde cuya penumbra emerge una mujer anciana, sorprendida o alarmada ante el prodigio que se desarrolla en el exterior. En primer plano, una figura femenina joven , probablemente entendida como Fílira, madre de Quirón o una nodriza, avanza con gesto contenido, sosteniendo un pequeño jarro en actitud protectora. Frente a ella, el infante híbrido se presenta con cuerpo infantil y extremidades serpentinas o animales, una formulación iconográfica que subraya la condición monstruosa y prodigiosa del recién nacido. El niño extiende los brazos hacia la mujer, lo que añade un matiz afectivo y dramático al conjunto.
El paisaje, dominado por un gran árbol de ramas nerviosas que se recorta sobre un cielo grisáceo y ligeramente lunar, se abre hacia la derecha con un estanque o remanso de agua que suaviza la escena y crea un espacio de profundidad. La vegetación está tratada con pincelada menuda, algo seca, propia de producciones secundarias de talleres flamencos dedicados tanto a temas religiosos como mitológicos, donde el paisaje funciona como marco expresivo más que como protagonista.
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