Escuela catalana del último cuarto del siglo XV.
"Virgen de la pureza".
Óleo y temple sobre tabla.
Policromía original. Partes sobredoradas.
Con restauraciones.
Medidas: 39 x 25 cm; 43 x 33 cm (marco).
Estamos ante una suntuoso ejemplo de la pintura devocional doméstica del gótico final en la Corona de Aragón. La Virgen María se presenta en encuadre cerrado, captada en busto, con un rostro de tez muy pálida, nacarada, que contrasta fuertemente con el fondo dorado. Sus facciones siguen el canon de belleza de la época: frente despejada y amplia, ojos almendrados con párpados pesados y una boca pequeña y rosada. La mirada se dirige ligeramente hacia un lado, transmitiendo una sensación de serenidad introspectiva y melancolía.
No lleva corona ni joyas. Su cabeza está cubierta por un velo blanco sencillo y tupido que envuelve el cuello a modo de toca. La pincelada en el velo crea una textura plisada que busca simular la cualidad del tejido, al tiempo que refuerza su advocación como "Virgen de la pureza" mediante el uso dominante del blanco.
Uno de los elementos más distintivos de la escuela catalana de este periodo es el tratamiento del fondo: trabajado a modo de orfebrería pictórica. El fondo de oro está grabado o punzonado con un intrincado patrón vegetal de tallos curvos, hojas y flores estilizadas. Este tipo de decoración buscaba desmaterializar el espacio físico, situando a la Virgen en un ámbito celestial y atemporal, además de reflejar la luz de las velas en su contexto original, creando un efecto místico.
En la parte inferior, separada por una moldura ficticia o real, se encuentra una cartela dorada con la inscripción en letras góticas negras: "ave maria". Esta inscripción alude directamente a la Anunciación. Aunque la Virgen aparece sola, la presencia de este texto sugiere que la imagen funcionaba como un recordatorio del saludo del arcángel Gabriel.
La obra se sitúa en el último cuarto del siglo XV. En este momento, la pintura catalana vivía la influencia del estilo hispano-flamenco. Esto se aprecia en la técnica mixta (óleo y temple): el temple permitía la opacidad y el secado rápido, mientras que la introducción del óleo (influencia flamenca) permitía trabajar mejor las veladuras y la carnación del rostro, aunque aquí el tratamiento sigue siendo bastante lineal y gráfico.
La persistencia del fondo de oro es una característica muy arraigada en la Corona de Aragón, que mantuvo el gusto por el lujo decorativo del Gótico Internacional más tiempo que otras regiones de Europa.
De sus proporciones se deduce que esta tabla no parece haber formado parte de un gran retablo de iglesia, sino que fue una pieza de devoción privada. Estaba destinada a un oratorio doméstico, una celda monástica o la habitación de una persona acomodada. Su función era servir de foco para la oración personal, invitando al fiel a rezar el "Ave María" contemplando la pureza de la Madre de Dios.
Es una pieza delicada que combina la suntuosidad decorativa del gótico catalán con la intimidad y sencillez de la devoción moderna que empezaba a surgir a finales de la Edad Media.
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