Escuela de Módena, Círculo de FRANCESCO BIANCHI (1447 –1510); siglo XV.
“San Sebastián”.
Temple sobre tabla parcialmente dorada.
En buen estado de conservación acorde al paso del tiempo.
Posee marco de la segunda mitad del siglo XIX.
Procedencia: Colección privada española y Bonhams Londres 2009.
Medidas: 42 x 29 cm; 77 x 63 cm (marco).
Esta delicada representación devocional de San Sebastián se inscribe en el refinado contexto pictórico de la Escuela de Módena del Quattrocento y se relaciona estrechamente, por sus rasgos estilísticos, con el círculo de Francesco Bianchi, una de las figuras más influyentes de la pintura modenesa de finales del siglo XV. El modelo del santo guarda una notable afinidad con el San Sebastián que aparece en La Virgen con el Niño y santos, obra de Bianchi conservada en la iglesia de San Pietro de Módena, lo que refuerza su vinculación con este entorno artístico.
El santo, representado atado a una columna y atravesado por una flecha, transmite sin embargo una profunda serenidad interior. Su expresión contenida y espiritualizada responde plenamente a su función devocional, invitando a una contemplación íntima más que al dramatismo del martirio. El artista logra un equilibrado diálogo entre la tradición medieval y las nuevas aspiraciones renacentistas: el fondo dorado, minuciosamente trabajado, remite todavía a la pintura sacra tardogótica, mientras que la anatomía suavemente modelada y el naturalismo idealizado del cuerpo, inspirado en el canon clásico, anuncian ya un lenguaje más moderno y humanista.
A esta voluntad de renovación se suma la inclusión de elementos arquitectónicos tratados en monocromo, concebidos para sugerir un espacio verosímil. Este recurso, característico del círculo de Bianchi, evidencia la asimilación de las innovaciones propias del primer Renacimiento. Resulta especialmente significativo el diseño del zócalo, que coincide con el de las escaleras representadas en la Annunciazione (1506–1512) realizada por Francesco Bianchi Ferrari y Giovanni Antonio Scacceri, hoy conservada en la Galleria Estense de Módena. Esta afinidad ornamental refuerza la atribución al ámbito modenés y subraya el intenso diálogo estilístico entre las obras surgidas de este dinámico taller.
La pintura destaca por la calidad de su dibujo, la exquisita delicadeza del dorado y la madurez con la que articula tradición y modernidad, convirtiéndose en un ejemplo especialmente logrado del arte de transición en el norte de Italia. Su buen estado de conservación, sus proporciones equilibradas y el atractivo marco decimonónico que la acompaña potencian su presencia visual y su valor estético, haciendo de esta obra una pieza de gran interés tanto para coleccionistas como para amantes de la pintura italiana del Quattrocento: íntima, selecta y plenamente representativa de una escuela hoy especialmente apreciada en el mercado.
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