JUAN CARREÑO DE MIRANDA (Avilés, Asturias, 1614 – Madrid, 1685).
“Las tentaciones de San Jerónimo”.
Óleo sobre lienzo. Conserva tela original.
Agradecemos la inestimable ayuda de Don Juan Carlos Gómez Aragüete en la catalogación de la obra e identificación del artista.
Medidas: 44 x 55,5 cm.
En esta obra, Juan Carreño de Miranda articula una escena de honda intensidad espiritual en la que se hace visible la lucha interior de San Jerónimo, entregado a la búsqueda de la redención a través de la palabra divina, elocuente en la Biblia abierta que reposa a su lado. Retirado en la soledad de la cueva, el santo se enfrenta a las tentaciones que lo asedian durante su vida eremítica, encarnadas en la figura demoníaca que emerge de forma velada entre las sombras, más insinuada que descrita, como corresponde a una prueba de naturaleza espiritual.
Este combate silencioso entre el bien y el mal encuentra su correlato formal en el lenguaje pictórico de Carreño, quien despliega un magistral dominio del claroscuro para intensificar las tensiones entre luz y penumbra. El cuidado tratamiento de los rostros y el uso dramático de la iluminación no solo subrayan el conflicto interior del santo, sino que inscriben la obra con plena coherencia en la estética barroca, donde el contraste visual se convierte en un eficaz vehículo de la narrativa religiosa y de la emoción devocional.
Desde el punto de vista estilístico, la pintura guarda estrechas afinidades con otras composiciones del artista, como el San Francisco de Asís predicando a las aves (Museo del Prado, nº P008169), especialmente en el modelado de los rostros mediante impastos densos y toques de blanco puro que avivan la superficie pictórica. Asimismo, el cortinaje rojo que irrumpe en la esquina superior izquierda remite a un recurso recurrente en la obra de Carreño, presente también en El festín de Herodes (Museo del Prado, nº P003088), donde cumple una función claramente teatral y escenográfica. Cabe señalar, además, la semejanza compositiva de la figura del santo con la del dibujo conocido como Modelo echado, conservado en la Biblioteca Nacional, cuya atribución oscila entre Velázquez y el propio Carreño, lo que refuerza el diálogo estilístico entre ambos maestros.
Juan Carreño de Miranda (Avilés, 1614 – Madrid, 1685) fue una de las figuras más relevantes de la pintura española del Siglo de Oro, destacado tanto en el ámbito de la pintura religiosa como en el retrato cortesano. Formado en Madrid y estrechamente vinculado al círculo de Velázquez, supo conjugar la gravedad solemne de los temas sacros con un lenguaje pictórico de gran vitalidad y refinamiento técnico. Su obra refleja de manera ejemplar el espíritu de su tiempo, en el que la intensidad emocional y la claridad narrativa se ponen al servicio de la fe.
Las tentaciones de San Jerónimo encarna de forma elocuente ese constante diálogo entre lo humano y lo divino que atraviesa la producción de Carreño, donde la fragilidad del hombre y la presencia del mal se muestran siempre sometidas, en última instancia, a la luz serena de la fe y a la promesa de redención.
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