Escuela Francesa; siglo XIX.
“El botín”.
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 45 x 62 cm; 57 x 73 cm (marco).
En esta obra el pintor utiliza una pincelada precisa, suelta pero corta, que define las formas y las calidades de figuras y objetos, sin restar importancia al dibujo. Este volver la mirada hacia el pasado se debe a la fuerza del romanticismo a finales del siglo XVIII, que buscaba evadirse del presente huyendo en el tiempo y en el espacio. Ejemplo de ello es este lienzo donde multitud de figuras se dan cita en un paisaje de carácter idealizado y de grandes dimensiones. El tratamiento del color es muy notable en la armonía de los dorados de matices cobrizos, los grises y el azul con que está tratado el cielo. Destaca el trabajo de bodegón que constituyen los enseres de los vendedores ambulantes, cuyas calidades táctiles están reflejadas de manera precisa.
La obra puede inscribirse dentro de la corriente estética del costumbrismo. Tradicionalmente, la pintura y la literatura del siglo XIX y XX se han interesado por las costumbres y los tipos populares. El mismo Sorrolla comentó “Quiero dar, siempre dentro del verismo de mi escuela, una representación de España; no buscando filosofías, sino lo pintoresco de cada región”. Esta corriente se extendió por toda Europa donde el turismo provocado por el gran tour había despertado una demanda de imágenes características y pintorescas de cada País. Por lo que los pintores autóctonos desarrollaron temas de carácter popular tratados con una perspectiva idílica en la cual los campesinos solían protagonizar escenas de carácter apetecible y placentero. Por ello Este tipo de obras fueron muy habituales, y apreciadas, en el arte desde el siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Donde se estilaba la creación de patrones populares retratados a través de una visión idílica donde el autor se encuentra influido por una estética y herencia romántica, desarrollado durante la segunda mitad del siglo XIX y que derivó en una concepción localista del paisaje, en obras que reflejaban el amor por la propia tierra y la belleza y el lirismo de lo cotidiano, lo cercano, lo conocido.