Escuela francesa del siglo XIX.
“Violetera”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta restauraciones.
Medidas: 73 x 58,5 cm; 107 x 91 cm (marco).
Este retrato de gran tamaño, sin firmar, representa a una joven vendedora de violetas. Una joven violetera ocupa el centro de la composición, representada con delicadeza y cierta melancolía. Vestida con ropas modestas, pero limpias y cuidadosamente dispuestas, sostiene un pequeño plato con violetas frescas, mientras extiende con gesto tímido un ramillete hacia el espectador. Su figura se recorta contra un fondo apenas sugerido, La luz tenue, casi perlada, envuelve a la escena con una atmósfera íntima y nostálgica, subrayada por una paleta de tonos suaves y empolvados.
La violetera, más allá de su oficio real como vendedora ambulante de flores, se convierte en esta obra en un arquetipo popular del imaginario francés del siglo XIX. Era una figura recurrente en la literatura, el teatro, la pintura y posteriormente en la canción popular, símbolo de gracia humilde, inocencia laboriosa y cierto encanto melancólico. En un contexto urbano marcado por la industrialización y el crecimiento de la ciudad moderna, la violetera encarnaba una feminidad modesta.
Napoleón Bonaparte sentía pasión por esta flor, que se convirtió en el símbolo de los bonapartistas durante los Cien Días. A finales del siglo XIX y principios del XX, el sur de París contaba con casi doscientas hectáreas dedicadas al cultivo de violetas.