Escuela europea; c. 1860.
“Retrato de dama”.
Óleo sobre lienzo.
Conserva marco de época.
Medidas: 80 x 61 cm; 95 x 75 cm (marco).
Retrato femenino en el que la protagonista se muestra de frente al espectador y de busto largo como es habitual en la retratística de la época. Sin embargo, en este caso la joven presenta las manos cruzadas ante su pecho y su rostro levemente ladeado, de tal manera que ofrece al espectador una imagen de amplia carga psicológica donde la protagonista dulcifica su personalidad a través de su gesto.
En el siglo XIX, el panorama del retrato europeo es variado y amplio, con numerosas influencias y determinado en gran parte por el gusto tanto de la clientela como del propio pintor. Sin embargo, en esta centuria nace un nuevo concepto del retrato, que irá evolucionando a lo largo del siglo y que unificará a todas las escuelas nacionales: la voluntad de plasmar la personalidad del ser humano y su carácter, más allá de su realidad externa y su rango social, en su efigie. Durante la centuria anterior el retrato se había consolidado entre las clases altas, no estando ya únicamente reservado a la corte. Por ello las fórmulas del género, según avance el siglo XVIII y más aún en el XIX, se irán relajando y alejándose de las ostentosas y simbólicas representaciones oficiales propias del aparato barroco.