Escuela francesa; c. 1840.
“Pareja de retratos femeninos”.
Óleo bajo vidrio.
Uno de ellos presenta inscripción al dorso.
Conservan marco de época.
Medidas: 39 x 32 cm (x2); 51,5 x 42 cm (marcos).
Pareja de retratos ovalados que representan en ambos casos a una joven dama inscrita en un paisaje. En ambas obras podemos apreciar esa nueva sensibilidad que representa el rococó, preocupado por la belleza formal, la dulzura, la gracia y la elegancia, aspectos que se tiende a encarnar en la figura de la mujer. También con el rococó cambian los formatos de la pintura; se vuelven más pequeños, de acuerdo con la nueva concepción del espacio de los palacios; se sustituyen los grandes salones de representación por pequeñas estancias privadas, que proporcionan ambientes más íntimos.
En las obras se puede observar la huella de los grandes maestros franceses del XVIII como por ejemplo François Boucher (París, 1703-1770). Una influencia que queda patente en ambas obras en la importancia del dibujo, muy preciso, en los rostros principalmente pero también en la construcción del espacio, en los plegados de las telas, etc. Se trata de rostros bellos y delicados, muy al modo clásico, que tienen como referente el ideal femenino de los grandes clasicistas del pasado, especialmente de Correggio, una de las grandes influencias de la escuela francesa del siglo XVIII. De él aprenden estos pintores los rostros de belleza serena y las actitudes elegantes y llenas de gracia.