RAMÓN BORREL PLA (Barcelona, 1876 – 1963).
“Retrato de Baltasar Farriel, secretario del ayuntamiento de Barcelona”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 87 x 61 cm; 111 x 85 cm (marco).
Retrato de Baltasar Farriel, secretario del ayuntamiento de Barcelona vestido de gala. Durante el siglo XIX y los primeros años del XX, el retrato de políticos adquirió una relevancia singular como herramienta simbólica y de legitimación del poder. En un contexto marcado por las transformaciones políticas —revoluciones, consolidación de los Estados-nación, expansión del liberalismo y los primeros movimientos democráticos—, la imagen del dirigente se convirtió en un instrumento fundamental para proyectar autoridad, solidez institucional y valores ideológicos. Estos retratos, a menudo realizados por artistas académicos o vinculados a círculos oficiales, no solo buscaban captar la fisonomía del personaje, sino construir una narrativa visual que lo presentara como garante del orden, promotor del progreso o encarnación del espíritu nacional. A través de la pose, el atuendo, los atributos y el entorno representado, el retrato político se inscribía dentro de una tradición de representación del poder que, a pesar de la irrupción de la fotografía, mantuvo su vigencia en la pintura como vehículo de prestigio y permanencia en la memoria colectiva.
Pintor, dibujante, acuarelista y grabador, Ramón Borrell era hijo del pintor Pere Borrell del Caso, y hermano del también pintor Julio. Con su padre aprendió los primeros rudimentos del oficio, que perfeccionó después en la Escuela de La Llotja de Barcelona. Habitual de las Exposiciones oficiales de Barcelona, tomó parte en las de 1894, 1896 y 1902. Por estos años celebrará varías exposiciones individuales en Barcelona y en otras ciudades, a la vez que dirige la academia fundada por su padre. En calidad de grabador participó en la Exposición de Dibujo y Grabado celebrada en Barcelona en 1938, donde resultó galardonado. En todas sus obras al aguafuerte se hace evidente que Borrell dominaba tanto el arte del grabado como su técnica. Actualmente, sus obras son muy apreciadas en todo el mundo, y está representado en museos como el del Modernismo Catalán, entre muchos otros.