Escuela catalana del siglo XIX.
"Retrato de familia".
Óleo sobre lienzo.
Medidas: 80 x 94 cm.; 96 x 110 cm.(marco).
Este retrato de familia es un magnífico ejemplo del retrato burgués en la pintura catalana del siglo XIX. La obra presenta un retrato de grupo de cuatro miembros de una familia acomodada en el interior de su hogar. La composición es estudiada, pero sin resultar encorsetada. El padre de pie, como pilar de la familia. Su postura es firme y segura, con una mano apoyada en la cadera, transmitiendo autoridad y orgullo. Su vestimenta, un elegante traje oscuro con chaleco y pajarita, refleja la moda de la época.
La madre es el centro neurálgico de la composición, acogiendo a sus hijos a su alrededor. Su mirada es serena pero con un toque de melancolía. Su vestido voluminoso y severo denota su rol como matrona del hogar.
La hija mayor, de pie ante el sofá, nos mira con expresión seria y observadora, propia de quien transita de la niñez a la vida adulta. La menor apoya su cabeza lánguidamente en el regazo de su madre. En su mano sostiene una cuerda atada a un pequeño juguete floral caído en el suelo, un detalle que puede simbolizar la fragilidad de la infancia.
El interior define el estatus de la familia. El suelo de baldosas con un patrón geométrico en perspectiva demuestra el dominio técnico del pintor. Las paredes, de un verde musgo, están adornadas con cuadros, lo que indica la sensibilidad cultural y la capacidad económica de la familia. El elegante sofá de caoba con tapicería azul, la mesa auxiliar y una pieza decorativa bajo una campana de cristal son símbolos de prosperidad y buen gusto.
La obra se enmarca en un realismo académico de gran refinamiento. El pintor define con precisión los contornos, los rasgos faciales y las texturas: brocados, encajes, pasamanería, terciopelos y joyas. La pincelada es pulcra y prácticamente invisible, buscando un acabado liso y esmaltado.