Escuela francesa, ca.1840.
"Retrato de artista".
Óleo sobre lienzo.
Con etiqueta al dorso.
Medidas: 77 x 56 cm.
Pintura de cariz romántico. El personaje central está retratado con gran detalle: viste una camisa blanca amplia con mangas anchas, ceñida al cuello con un lazo, pantalones oscuros y zapatos negros con calcetas claras. Está sentado sobre un tronco, en actitud relajada, con los brazos cruzados y una expresió ligeramente melancólica que denota su sensibilidad de artista.
El paisaje de fondo combina elementos bucólicos (campos, colinas, un par de figuras a caballo en la distancia) con un cielo nublado que añade dramatismo a la escena.
Probablemente se trata de un autorretrato: era común que pintores, escritores y músicos se representaran a sí mismos o fueran pintados por colegas en actitudes reflexivas, a menudo en entornos naturales.
El estilo corresponde al romanticismo tardío, propio de la primera mitad del siglo XIX: énfasis en la naturaleza como escenario de introspección, atención al retrato psicológico y un sentido de noble sencillez en la representación del sujeto.
El entorno agreste conecta al artista con la naturaleza como fuente de inspiración, pero también con la historia y la fugacidad del tiempo. Las ruinas evocaban tanto la gloria pasada como la fragilidad humana, un tema esencial en el Romanticismo.