LOUIS LEGRAND (Francia, 1863 – 1951).
“La pausa musical”.
Óleo sobre cartón rígido.
Presenta: etiqueta al dorso de exposición con el número 382: “Carnegie Institute, Pittsburgh, Pensilvania, EE. UU.”.
Procedencia: Venta del 30 de marzo de 1995, Me Claude Boisgirard, París — Colección de obras de Louis Legrand, Sres. V.
- Esta obra se encuentra reproducida en la portada del catálogo de dicha subasta.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 73 x 76 cm; 93 x 96 cm (marco).
En esta obra, Louis Legrand representa a dos jóvenes mujeres en un interior doméstico, entregadas a la escucha de una pieza de piano. El pintor opta por un encuadre poco convencional: el pianista aparece reducido a un perfil de espaldas, apenas recortado en el borde del cuadro. Esta elección, lejos de ser un descuido, persigue reforzar el realismo y la espontaneidad de la escena, como si el espectador irrumpiera en ella de manera casual.
El ambiente es sobrio: un sofá, una silla, una pequeña mesa y el taburete del pianista bastan para sugerir un espacio privado. El foco visual se concentra en la figura femenina del centro, una joven de cabello rojizo cuya melena, bañada por la luz lateral que entra desde la izquierda, se convierte en el verdadero centro luminoso de la composición. El resplandor resalta también su collar de perlas, detalle que guía la mirada del espectador. La amiga, situada a la derecha, está delineada con un trazo más espeso y vibrante, otorgando a la escena un contrapunto de energía. La composición, sobria y audaz a un tiempo, revela la maestría de Legrand. Su pincelada firme y nerviosa no describe tanto como sugiere, alternando zonas de color con otras apenas esbozadas.
Louis Legrand, nacido en Dijon en 1863, fue pintor, acuarelista, grabador e ilustrador. Tras formarse en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal, se trasladó a París en 1884, donde se convirtió en discípulo del polémico Félicien Rops, quien lo inició en las técnicas del grabado. El maestro reconoció rápidamente el talento de su alumno: en una carta de 1888 a Monsieur Roques, director del Courrier Français, Rops describía en Legrand unas “cualidades preciosas y raras, dominadas por un extraordinario amor por el modelado”.
A partir de 1900, Legrand participa en la Exposición Universal, donde recibe una medalla y en los Salones de Bellas Artes de París. Exhibe sus obras en la galería de Samuel Bing y en 1904 en la galería Georges Petit. En 1906 es nombrado caballero de la Legión de Honor, y en 1911 la galería Durand-Ruel organiza una gran retrospectiva de su trayectoria.
Su obra, diversa y prolífica, forma hoy parte de colecciones privadas y museos, testimonio de un artista que supo conjugar audacia compositiva, naturalidad expresiva y un fino sentido de lo íntimo y lo cotidiano.