MODEST URGELL INGLADA (Barcelona, 1839 – 1919).
“Toque de oración”.
Óleo sobre lienzo.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Adjunta certificado de Milagros Torres.
Medidas: 84 x 147 cm; 112 x 175 cm (marco).
Esta pintura se inscribe plenamente en el universo poético y estético característico de Modest Urgell. La obra representa un paisaje sereno y solitario, presidido por una ermita de piedra con pequeña torre y portalón de madera, situada en medio de un campo verde oscuro y esmeralda, rodeado de cipreses y vegetación frondosa. Por el camino de tierra que conduce al templo avanza una figura solitaria, una aldeana que acude al rezo vespertino al sonar el toque de oración.
El cielo crepuscular, de amplio celaje y luces tornasoladas, envuelve la escena en una atmósfera de silencio y trascendencia. Esa luz de atardecer, con sus reflejos violáceos y grises azulados, otorga al conjunto un tono meditativo y casi místico, tan propio de la pintura de Urgell. La soledad de la figura humana frente a la inmensidad del paisaje refuerza el sentimiento de fugacidad y la idea del hombre ante el misterio de lo eterno.
Esta composición refleja los rasgos esenciales de su estilo maduro: paleta sobria pero refinada, composición equilibrada, y un sentido lírico del paisaje que trasciende la mera descripción naturalista. Urgell fue un pintor del silencio, del crepúsculo y de los espacios donde la naturaleza y la fe se confunden.
Cabe señalar que existe un cuadro de tema y composición muy similar, también titulado Toque de oración, conservado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), lo que confirma la importancia y la recurrencia de este motivo dentro de su producción.
Modest Urgell inició su carrera como actor teatral, pero la prohibición familiar de seguir por ese camino le llevó a dedicarse a la pintura. Estudió en la Escuela de La Lonja de Barcelona, donde fue discípulo de Ramón Martí Alsina, y más tarde pasó una temporada en París, donde trató a Gustave Courbet y se adscribió al realismo. Durante los años sesenta, sus obras fueron rechazadas en las exposiciones oficiales de Madrid y Barcelona. En 1870 se traslada a Olot, donde se relacionó con Joaquín Vayreda, creador de la escuela paisajística local. Desde entonces, Urgell decide dedicarse plenamente al paisaje. Su obra se centrará en naturalezas y marinas solitarias, frecuentemente protagonizadas por ermitas y cementerios, marcados por una ambientación crepuscular, desolada y misteriosa. Sus paisajes poseen una atmósfera, un color y unos temas que niegan el estereotipo de paisaje mediterráneo, basado en naturalezas cálidas y amables, de brillante cromatismo, como ventanas abiertas a la sensualidad meridional. Urgell está representado en el Museo del Prado, el Nacional de Arte de Cataluña, el Marítimo de Barcelona, la Kunsthalle de Hamburgo, el Víctor Balaguer de Vilanova i la Geltrú, Los Fondos de Arte de la Caixa Sabadell y la Caixa d’Estalvis de Terrassa, el Museo Dalí en Figueras y los Provinciales de Girona, Palma de Mallorca y Lugo, entre muchos otros centros e instituciones.