HERMENEGILDO ANGLADA CAMARASA (Barcelona, 1871 – Pollença, Mallorca, 1959).
"Paisaje mallorquín", ca. 1930.
Óleo sobre lienzo.
Firmado.
Adjunta certificado.
Publicado en el catálogo razonado, nº 497 de Francesc Miralles y Francesc Fontbona.
Etiqueta del inventario manuscrito que realizó el autor.
Medidas: 65 x 81 cm.; 89,5 x 105,5 cm. (marco).
Esta obra es un magnífico ejemplo de los paisajes que Anglada Camarasa pintó durante su estancia en Mallorca, una etapa de gran fecundidad artística. La pintura captura la esencia de la Sierra de Tramuntana, no de una manera realista y fotográfica, sino a través de una interpretación intensamente personal y emocional, característica de su estilo único.
La paleta es rica y vibrante. El cielo está bañado por tonos rosados, malvas y un suave amarillo verdoso, sugiriendo la luz mágica del amanecer o del atardecer. Esta luz crepuscular se contrasta con las sombras profundas y los tonos fríos (azules, morados y verdes oscuros) de las montañas en la lejanía.
El paisaje está construido en varios planos que crean una sensación de profundidad. En primer plano, unas formaciones rocosas monumentales y de textura rugosa, pintadas con pinceladas sueltas y enérgicas en tonos grises, azules y ocres, anclan la composición. Detrás de ellas, se abre un valle con una vegetación de un verde intenso, casi esmeralda, que conduce la mirada hacia la cadena montañosa del fondo. Las montañas se presentan como siluetas oscuras y ondulantes contra el cielo iluminado.
La técnica es audaz y expresiva. La pincelada es visible, densa y cargada de materia, lo que aporta textura y dinamismo a la superficie del lienzo, especialmente en las rocas y la vegetación. El artista no se detiene en el detalle, sino que busca capturar la forma, el volumen y, sobre todo, la impresión cromática del paisaje. La pintura transmite una atmósfera de calma y majestuosidad.
Anglada Camarasa es uno de los principales nombres del arte catalán moderno, y sin duda el que ha tenido más trascendencia internacional del postimpresionismo español. Fue el pintor más joven de la segunda generación modernista, y es considerado un destacado representante del postimpresionismo. Inicia su formación con Tomás Moragas, para luego continuar en la Escuela de La Lonja de Barcelona como discípulo de Modesto Urgell, a quien siempre proclamó como su gran maestro, pese a que su estilo de madurez resulta muy distinto al de Urgell. En este periodo de formación la obra de Anglada Camarasa muestra un claro interés por el paisaje y la figura humana. Tras un breve contacto con el grupo de “Els Quatre Gats”, en 1894 se traslada a París, donde su estilo recibirá la influencia de Degas, Toulouse Lautrec, el fauvismo y el orientalismo. En la capital francesa continúa su formación en las academias de Julian y Colarossi, en las que recibe clases de Laurens, Constant y Girardot. Francia fue para Anglada Camarasa la plataforma de su lanzamiento internacional. Su obra fue equiparada a la de los grandes nombres del momento, como Klimt o Zorn. Influyó asimismo en personalidades como el joven Kandinsky o Meyerhold, y personajes como Gorky o Diaghilev admiraron su pintura. En París celebró su primera exposición en 1898, mostrando cuadros de artificioso colorido y forma, de arabesco exuberante, basada principalmente en los temas del rutilante París nocturno. Por otro lado, su exposición individual en la Sala Parés de Barcelona en mayo de 1900, y su paso por “Els Quatre Gats”, aportaron al modernismo catalán un conocimiento directo de lo que era la pintura más moderna de París, circunstancia que fue determinante en el giro del joven Picasso hacia la modernidad plástica. Aún en París, Anglada Camarasa ingresó en 1904 en la Société Nationale des Beaux-Arts, de la que será un miembro muy activo, participando asiduamente en sus exposiciones. Ese mismo año participará en una exposición con artistas de la Secesión Vienesa. Por estos años se instala en Montmartre, donde abrió una academia de pintura a la que acudieron, entre otros, María Blanchard y Tito Cittadini. En esta época se multiplica su actividad internacional y participa en las Bienales de Venecia de 1903, 1905 y 1907, recibiendo este último año la Medalla de Oro, premio que obtuvo también en la de Buenos Aires de 1910. En 1914 regresa a España y se establece definitivamente en Pollença, dedicado plenamente al paisaje. Sin embargo, no pierde de vista el circuito internacional y participa en la exposición del Instituto Carnegie de 1924. Ese mismo año fue invitado de honor en la Exposición Internacional de Pittsburg. Asimismo, contó con una sala individual en la Internacional de Barcelona de 1929. Fue nombrado Académico de Honor de la Real Academia de San Fernando en 1954, y tres años después obtuvo el premio de arte de la Fundación March. Anglada Camarasa vivió como protagonista algunos de los momentos más importantes de la historia del arte.