Escuela francesa, ca.1820.
“Prisioneros ante César”
Óleo sobre tela.
Firmado (ilegible) al dorso.
Medidas: 32 x 39 cm.; 44 x 53 cm.(marco).
En la escena, concebida con una composición axial y jerárquica, un emperador, identificable como César, aparece sentado en su trono sobre un alto podio, dominando el espacio visual y simbólico de la obra. Viste una túnica blanca y un amplio manto rojo que cae en pliegues solemnes, atributo habitual del poder imperial y de la majestad triunfal.
Ante él, en primer plano, un criado completamente desnudo se arrodilla y le ofrece una rama de laurel, símbolo clásico de la victoria, la gloria y la inmortalidad. La desnudez del servidor, lejos de ser anecdótica, responde al canon idealizado del cuerpo clásico, empleado como vehículo de pureza, sumisión o sacrificio ritual.
Bajo el podio, en la plaza pública, se agrupa una muchedumbre de súbditos que alzan los brazos en gesto de aclamación. Algunos aparecen desnudos y portan cintas o bandas elásticas en las manos, quizá alusión alegórica a los lazos de fidelidad o de vasallaje. Al fondo, se erigen edificios de arquitectura clásica (entre ellos, un templo de orden dórico semejante al Partenón) que sitúan la escena en una antigüedad idealizada, típica del clasicismo académico francés del primer tercio del siglo XIX.
La iluminación, clara y equilibrada, y el dibujo nítido de las anatomías responden al ideal de belleza intelectual y moral que caracterizó la pintura neoclásica y su prolongación romántica temprana.
.jpg)