Escuela inglesa; siglo XIX.
“Marina”.
Óleo sobre cartón entelado.
Presenta restauraciones.
Firmado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 39 x 56 cm; 57 x 73 cm (marco).
Durante el siglo XIX, la marina se consolidó como uno de los géneros más representativos y apreciados dentro de la pintura inglesa, reflejando tanto la identidad nacional como los valores estéticos de la época victoriana. Inglaterra, potencia marítima y comercial, encontró en el mar un símbolo de poder, exploración y dominio tecnológico. Los artistas trasladaron a sus lienzos esa relación íntima entre la nación y el océano, transformando las vistas costeras y las escenas navales en verdaderas alegorías del progreso y la estabilidad imperial.
Los pintores de marinas combinaron la precisión descriptiva , heredera de la tradición topográfica del siglo XVIII, con una sensibilidad romántica hacia la naturaleza. Autores como J. M. W. Turner, Clarkson Stanfield y James Webb exploraron los efectos cambiantes de la luz, la atmósfera y el movimiento del agua, convirtiendo el mar en un escenario de dramatismo y espiritualidad.
Más allá de su valor documental, la pintura de marinas en la Inglaterra decimonónica articuló un discurso visual sobre la modernidad: los puertos industriales, los barcos de vapor y las rutas coloniales se integraron en la iconografía del progreso. Así, el género trascendió la mera representación del paisaje marítimo para convertirse en un testimonio artístico de la expansión británica y de la profunda relación cultural del pueblo inglés con el mar.
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