Escuela española; segunda mitad del siglo XIX.
“Retrato de Niña”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta faltas.
Medidas: 95 x 65 cm; 113 x 83 cm (marco).
Retrato de composición íntima y sosegada que se inscribe plenamente en las convenciones del retrato infantil de la época, donde la representación de la infancia se convierte en un vehículo para expresar valores familiares, aspiraciones sociales y sensibilidades burguesas emergentes. La figura infantil se dispone sentada, en actitud reposada, con el cuerpo ligeramente girado. La niña viste un atuendo cuidado, compuesto por un vestido rosado de plisado rígido y una sobrecapa beige ornamentada con pequeños lazos y rematada con encaje. La minuciosidad en el tratamiento de las telas, así como la atención al detalle en los pliegues, bordados y texturas, se ajusta al ideal decimonónico de fidelidad naturalista y al interés burgués por mostrar estatus y refinamiento a través de la indumentaria. El ramo de flores que sostiene introduce un motivo simbólico frecuente en el retrato infantil del siglo XIX: la flor como emblema de inocencia, pureza y carácter efímero, vinculada a una concepción romántica de la niñez como etapa privilegiada y frágil.
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