Escuela italiana; siglo XIX.
“Retrato de Perugino”.
Óleo sobre lienzo.
Presenta restauraciones.
Medidas: 40 x 30 cm; 57 x 46 cm (marco).
Esta obra se inscribe en la tradición historicista que caracterizó buena parte de la producción artística de la época, particularmente en lo relativo a la recuperación del lenguaje formal del Renacimiento. El retrato sigue fielmente el modelo del célebre Retrato de Perugino, atribuido a Pietro Perugino y conservado en la colección del Collegio del Cambio, en el Palazzo dei Priori de Perugia. La pieza original, ejecutada a finales del Quattrocento, constituye uno de los ejemplos más depurados del retrato umbro.
El Retrato de Perugino alcanzó una gran notoriedad desde el siglo XVIII, cuando el redescubrimiento del Renacimiento italiano por parte de viajeros, coleccionistas y eruditos generó un renovado interés por los maestros umbros. El prestigio de Perugino, maestro de Rafael y figura clave del idealismo renacentista, convirtió este retrato en un paradigma de representación.
La composición, de una sobriedad elegante, ofrecía a los pintores un ejemplo canónico de retrato: figura de busto, fondo neutro, iluminación suave y un rostro sereno que conjuga introspección y nobleza. Estas cualidades hicieron del retrato un motivo recurrente en la formación académica, donde su copia se convirtió en ejercicio fundamental.
La obra decimonónica que nos ocupa se enmarca en esa tradición de copias interpretativas realizadas por artistas italianos que buscaban actualizar los valores del Renacimiento en pleno contexto historicista.
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