SEVERO RODRÍGUEZ ETCHART (Buenos Aires, 1865 -1903).
"Retrato femenino".1888.
Óleo sobre lienzo
Reentelado.
Firmado y fechado en el ángulo superior derecho.
Medidas: 66,5 x 46 cm.; 58 x 77,5 cm.(marco)
Esta pintura se inscribe en la vertiente más refinada de la producción de Severo Rodríguez Etchart, caracterizada por una figuración de raíz clásica, intimista y de gran delicadeza técnica. La obra presenta una figura femenina de medio cuerpo, tratada con un modelado suave y una carnación cuidadosamente velada, que remite a la tradición del retrato idealizado y del desnudo simbólico finisecular.
El rostro, de expresión melancólica y mirada ensimismada, concentra el eje psicológico de la composición. El fondo oscuro y cálido, trabajado con una pincelada envolvente y matérica, potencia el efecto de recogimiento y dirige la atención hacia la figura, que emerge con una luz tenue y envolvente. El tratamiento de la piel —transparente, casi nacarada— revela un dominio técnico sólido y una sensibilidad cercana al simbolismo y al realismo poético, alejándose de cualquier anécdota narrativa para situarse en un terreno alegórico y atemporal.
Dentro de la producción de Etchart, esta obra puede situarse en su etapa de madurez, cuando su lenguaje pictórico alcanza un equilibrio entre rigor académico y lirismo personal. El artista se muestra aquí especialmente interesado en la figura femenina como portadora de estados de ánimo y valores universales —belleza, introspección, silencio—, una constante en su trayectoria. La pintura no busca la modernidad rupturista, sino la continuidad de una tradición pictórica depurada, interpretada con sensibilidad contemporánea.
Severo Rodríguez Etchart desarrolló una obra centrada principalmente en el retrato, la figura femenina y las composiciones de carácter alegórico, destacando por su cuidado dibujo, su dominio del color y un especial interés por la atmósfera psicológica de sus personajes. Estudió en el Colegio Nacional y luego en la Academia de la Sociedad Estímulo de Bellas Artes, en Buenos Aires. En 1879 viaja a Turín para estudiar en la Academia Albertina y luego a París para perfeccionarse en la Académie Julian, con los maestros William Bouguereau y Tony Robert-Fleury
Rodríguez Etchart representa una sensibilidad pictórica que enlaza la tradición decimonónica con el simbolismo y el realismo íntimo del primer tercio del siglo XX, consolidándose como un autor apreciado por la calidad técnica y el tono poético de su obra.
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