ANGLADA CAMARASA (Barcelona, 1871 – Pollença, Mallorca, 1959).
“Sola en el palco”, 1911.
Óleo sobre tabla.
Adjunta certificado expedido por don F. Fontbona y F. Miralles fechado el 24 de febrero de 1998, nº. 403.
Obra expuesta en:
-Barcelona, La Pinoteca, H. Anglada Camarasa, junio 1952, como Proyecto para un retrato.
Obra reproducida en:
- Francesc Fontbona y Francesc Miralles, Anglada-Camarasa, Barcelona, 1981, p. 298, ilustrado y catalogado, no. G12 (titulado «Proyecto para un retrato» y fechado en 1949-52).
Presenta etoiquetas informativas al dorso.
Firmado 'H. Anglada Camarasa” en la zona inferior derecha. Firmado, localizado en París y fechado al dorso.
Medidas: 32 x 34 cm; 60 x 62 cm (marco).
Procedencia:
Mir Amorós, Barcelona (hacia 1981).
Galería Manel Mayoral, Barcelona.
Adquirida a la anterior por un coleccionista privado en 1997.
Sotheby's Londres, «Pinturas europeas del siglo XIX», 21 de mayo de 2015. Lote 26.
Christie's Londres, Reino Unido, 15 de julio de 2021. Lote 113.
Christie's Londres, «Arte británico y europeo», 30 jun - 15 jul 2022, online 21037. Lote 8.
En Sola en el palco, Camarasa nos invita a contemplar una escena cargada de misterio y poesía, donde la figura femenina emerge envuelta en una atmósfera de introspección y elegancia. Pintada en 1911, esta obra es un delicado equilibrio entre la luz y el color, que captura con sensibilidad y la profundidad emocional de su protagonista, transportándonos a la sofisticada y vibrante España de la Belle Époque. La obra refleja la maestría del artista para conjugar un retrato íntimo y lleno de misterio con una poderosa carga cromática y compositiva que captura la mirada del espectador desde el primer instante.
Desde una perspectiva estilística, la pieza muestra claros paralelismos con su célebre pintura La Sibila (1913). Ambos cuadros comparten una composición donde el fondo se presenta como una superficie plana y vibrante que envuelve y realza la figura, generando un espacio atemporal y contemplativo. En ambas piezas, el tratamiento de la piel de la figura femenina destaca por su luminosidad perlada y sus delicadas transiciones tonales, que reflejan la influencia del simbolismo y el modernismo europeo de la época. Sin embargo, en esta obra de 1911 el vestido adquiere una paleta más clara y luminosa, que introduce un aire de serenidad y frescura, contrastando con los tonos más oscuros y densos de La Sibila.
Realizada en plena efervescencia modernista, una época en la que la experimentación con el color y la forma buscaba romper con los modelos académicos tradicionales, esta obra evidencia la capacidad de Camarasa para crear atmósferas íntimas a través de la armonía cromática y el equilibrio compositivo.
Anglada Camarasa fue una de las figuras clave del arte catalán moderno y el pintor español postimpresionista de mayor proyección internacional. Formado en Barcelona y establecido en París desde 1894, asimiló influencias de Degas, Toulouse-Lautrec, el fauvismo y el orientalismo, desarrollando un estilo personal de colorido exuberante y gran riqueza ornamental.
París fue el escenario de su consagración internacional, donde su obra fue comparada con la de artistas como Klimt y Zorn e influyó en figuras como Kandinsky. Participó activamente en los principales circuitos artísticos europeos y americanos, obteniendo importantes premios, entre ellos la Medalla de Oro en la Bienal de Venecia de 1907. Desde 1914 se instaló en Pollença, donde se dedicó al paisaje sin abandonar su presencia internacional.
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