JUAN BARJOLA (Torre de Miguel Sesmero, Badajoz, 1919 – Madrid, 2004).
“Qué ha pasado”, 1964.
Óleo sobre lienzo.
Obra reproducida en el catálogo razonado del artista.
Presenta desperfectos en el marco.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 130 x 164 cm; 150 x 176 cm (marco).
Perteneciente a la corriente del expresionismo representativo, Juan Barjola es uno de los pintores españoles más destacados de la segunda mitad del siglo XX. Ya siendo niño se manifiesta su afición por el dibujo. A los quince años llega a Badajoz para iniciar su formación, en la Escuela de Artes y Oficios de la ciudad. En 1943 se traslada a Madrid, donde cursa primero estudios en la Escuela de Artes y Oficios y, más tarde, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. En paralelo, amplía su formación en el Museo del Prado. En esta época, que finaliza en 1950, Barjola realizará una serie de trabajos académicos de corte naturalista, con temas tomados de la vida familiar, personajes de suburbio y otras escenas costumbristas. Hacia 1950 inicia una nueva etapa de corte post-cubista, tendencia imperante entonces en Madrid debido a la influencia que Daniel Vázquez Díaz ejerció. Barjola desarrollará por estos años imágenes facetadas, de tratamiento en planos y coloraciones azuladas y frías. En paralelo comienza a desarrollar una nueva etapa más constructiva, marcada por los colores terrosos. En 1957 Barjola debuta en la madrileña galería Abril, y ese mismo año celebra otras dos muestras personales más en Bruselas. Inicia entonces una brillante carrera expositiva que llevará su obra por Europa, Japón, Estados Unidos y Latinoamérica. Hacia 1958 inicia un corto aunque intenso periodo donde experimentará un lenguaje de tendencia abstracta. La suya será ahora una obra marcada por gruesos y suntuosos empastes de sórdidas y oscuras coloraciones, que configuran bodegones abstractos y orgánicos. Es el momento de apogeo de la abstracción matérica liderada por Tàpies desde Barcelona. Un año más tarde, y sin desaparecer los gruesos empastes, las manchas orgánicas comienzan a resolverse en embriones humanos, siendo el resultado una vuelta a la figuración en línea con la corriente internacional iniciada por Francis Bacon. Barjola se convertirá así en el principal representante español de la Nueva Figuración. En paralelo su obra va siendo cada vez más reconocida. Hacia 1964 su obra sufre una nueva evolución, marcada por la pintura de Velázquez, Goya y el Greco. Se inicia así la Edad de Oro del pintor. Desaparecen los empastes gruesos y su lenguaje se torna más fluido, mientras sus colores adquieren brillo y luminosidad. En paralelo, Barjola creará una serie de obras de brutal expresionismo y gran potencia visual, ligadas a los temas de la violencia y la guerra. No obstante, hacia 1972 su pintura comenzará a dejar atrás este peso conceptual para abrirse a una experimentación más puramente plástica, en la que forma, composición y color se convierten en protagonistas. Este cambio desemboca, en la década de los ochenta, en una pintura marcada por el sentido decorativo y por un lirismo más ligero y optimismo. Desaparece todo el dramatismo de su obra, y los cuadros se convierten en celebraciones de la luz, el color y el movimiento. Será en este momento cuando se le conceda el Premio Nacional de Artes Plásticas (1985). No obstante, en la década siguiente Barjola retomará la expresión dramática, dejando de la lado la experimentación formal para centrarse en un implacable pesimismo, orientando su pintura a lo que siempre constituyó su credo artístico: la expresión del drama humano. Tras su fallecimiento, en 2004, se le han dedicado importantes exposiciones como la retrospectiva celebrada en el IVAM de Valencia en 2006. Actualmente está representado en el Museo que lleva su nombre en Oviedo, el Reina Sofía de Madrid, los de Bellas Artes de Bilbao y Asturias, el IVAM de Valencia, el Museo de la Solidaridad de Chile, el Camón Aznar de Zaragoza y los de Arte Contemporáneo de Vilafamés, etc.