EDUARDO ARROYO (Madrid, 1937-2018).
“Zapatos, cigarros y puro”, 1977.
Collage sobre papel.
Firmado y fechado en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 40 x 50 cm; 49 x 58 cm (marco).
Pintor, escultor y grabador, Arroyo destaca como una importante figura dentro del movimiento neofigurativista. Tras iniciar su carrera dentro del periodismo, empieza a pintar a finales de los años cincuenta, presentándose por primera vez en el Salón de Pintura Joven de 1960. A principios de los sesenta su vocabulario plástico se mueve bajo la influencia norteamericana del pop art, y hacia 1964 se hace definitiva su ruptura con el arte informal. En 1982 se le concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas, y se le dedicaron muestras antológicas en la Biblioteca Nacional de Madrid y el Centro Pompidou de París. Actualmente, Arroyo está representado en el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, el Patio Herreriano de Valladolid, el de Bellas Artes de Bilbao, el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington D.C. y el de Arte Moderno de Lille (Francia), entre otros.