FERNANDO ZÓBEL (Manila, Filipinas, 1924 – Roma, Italia, 1984).
“Sevilla, invierno a las cuatro de la tarde", 1968.
Óleo sobre lienzo.
Firmado, titulado al dorso.
Obra referenciada en : DE LA TORRE, Alfonso (Director). En colaboración con PÉREZ-MADERO Rafael. Catálogo Razonado de Pinturas de Fernando Zóbel. Madrid-Manila: Fundación Azcona, Fundación Juan March, Ayala Foundation y Herederos de Fernando Zóbel, 2023 Ref. 68-76, Pag. 385.
Expuesto en Palma de Mallorca, galería Pelaires, 1969.
Medidas: 60 x 60cm..
La sutileza del tránsito entre lo arquitectónico y lo paisajístico, entre el recuerdo y la realidad, se manifiesta en muchas obra sde madurez de Fernando Zóbel, y en esta pintura de 1969 alcanza altas cuotas de genialidad. Una gama suave, casi vaporosa, complementada con elementos lineales que conforman una estructura arquitectónica (un corredor, una puerta) diluye lo material en un campo de luz espiritual. El uso de los reflejos dialoga con la armonía cromática (puro juego de tonos ocres y terrosos), dándose cita realidades aparentemente irreconciliables: materia y espíritu, arquitectura y paisaje, línea y atmósfera, pintura y pictografía. El resultado es una obra de un gran contenido lirico. Zóbel dedicó a la ciudad y al paisaje de Sevilla una extensa serie pictórica, en la que el artista expresaba el cúmulo de sensaciones que le reportaba la luz local en invierno.
Historiador, mecenas, profesor de Universidad o coleccionista, son algunos de los adjetivos correspondientes con la figura de Fernando Zóbel, uno de los pintores más destacados del siglo XX español. La formación y cultivo de su personalidad, nunca cesa de desarrollarse, destacando su amor por los libros. Estudió Medicina en Filipinas y se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Harvard en Estados Unidos, siendo en esta época cuando comienza a interesarse e involucrarse con el mundo pictórico influenciado por la escuela de Boston, cuya paleta mostraba colores casi puros enmarcados por un dibujo muy marcado. Así, en 1951 inicia la cátedra de Bellas Artes del Ateneo de Manila. La evolución y necesidad de Zóbel por desarrollar un lenguaje artístico personal, le llevó a explorar el mundo de la abstracción influido por Rothko, o el expresionismo de Pollock o de Kooning, trabajando propuestas no figurativas muy válidas. A ello, es necesario añadir la influencia e interés tan grande que sintió hacia las culturas orientales, acrecentando este afán su participación en una excavación arqueológica china descubierta en la península filipina de Calatagan. Como se decía, la obra de Zóbel, bebe de oriente, tanto es así, que la caligrafía oriental es la que propicia la presencia de líneas sinuosas de gran elegancia, lo cual se aprecia en la obra que nos atañe, en la que se puede apreciar el minucioso y reflexionado trabajo previo. Y es que no hay nada dejado al azar en su pintura de apariencia espontánea, todas contienen un periodo de reflexión y ejecución previa, pues, como decía él: “mi proceso, es el proceso de apunte, dibujo, boceto y cuadro”, una planificación que da lugar a escenografías perfectas formadas por movimiento, líneas, velocidad, espacio y luz. Su obra se encuentra representada en museos de relevancia como el Museo de Arte Contemporáneo Español de Valladolid, el Museo de Bellas Artes de Boston, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Brooklyn Museum of Art de Nueva York, en el Joslyn Art Museum en Omaha (Nebraska), en la Hispanic Society of America, así como en colecciones tales como Chase Manhattan Bank, Colección de Arte AENA de Arte Contemporáneo en Madrid, así como en el Banco Urquijo de Barcelona.