JOSÉ GUERRERO (Granada, 1914 – Barcelona, 1991).
Sin título, 1981.
Guache sobre cartel litográfico.
Adjunta certificado de autenticidad expedido por el Centro José Guerrero.
Obra pintada sobre el cartel realizado para la exposición de José Guerrero en la Fundación Joan Miró en el Parc Monjuic”.
Esta obra será incluida en la 3º Edición del Catálogo Razonado de José Guerrero.
Firmado y dedicado en el ángulo inferior izquierdo.
Medidas: 96 x 67 cm; 113 x 83 cm (marco).
Esta obra aúna dos facetas de la carrera artística de José Guerrero. Partiendo de la litografía como base, el artista interviene con guache casi la totalidad de la pieza, creando una obra donde confluye el mismo lenguaje estético expresado desde diversas técnicas. En esta evocadora obra de Guerrero, el artista recrea de un modo abstracto y lirico el paisaje de Frigiliana, localidad cercana a Nerja donde residió el pintor tras su regreso de Nueva York. Frigiliana se convirtió en refugio del artista inspirando así numerosas obras como la presente, en la que nos traslada a los colores de los pueblos blancos de Andalucía, con sus características puertas y celosías azules. Estéticamente Guerrero, rompe la monocromía del azul con sutiles toques de negro y rosa que recrean los flamencos habituales en las salinas de la zona, de tal manera que convierte la realidad en una poesía visual donde el uso sutil de las veladuras recrean la atmosfera única y concreta del lugar donde Guerrero, pasó sus últimos años de vida.
Pintor y grabador español nacionalizado estadounidense, José Guerrero desarrolló su obra dentro del expresionismo abstracto. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Granada, y pronto se traslada a Madrid para proseguir sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde fue alumno de Daniel Vázquez Díaz. En 1942 obtiene una beca de la Casa de Velázquez, y en 1945 se traslada a París gracias a una nueva beca, esta vez otorgada por el gobierno francés. En la capital gala conoce de primera mano la vanguardia europea, y entra en contacto con los pintores españoles de la Escuela de París. Desde entonces, su obra se llena de ecos vanguardistas y signos picassianos, claramente visibles en esta obra, rasgos que irá abandonando en la década de los cincuenta, cuando descubre el expresionismo abstracto en Nueva York. Llega a dicha ciudad en 1950, animado por su esposa, la periodista neoyorquina Roxana Pollock con quien había contraído matrimonio un año antes. En 1954 expone junto a Joan Miró en el Art Club de Chicago, una muestra que supuso su definitiva proyección internacional. Su marchante será Betty Parson, una de las más importantes galeristas del Nueva York de la época. El estilo de Guerrero cambia entonces por completo, acusando una profunda influencia de Rothko y Kline; abandona definitivamente la figuración y construye composiciones donde queda patente una acusada tensión entre espacios, colores y objetos irreconocibles. Regresa a España en 1965, y participa en la creación del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Pronto vuelve a Nueva York, aunque continuará realizando viajes a España. Su producción, que sigue estando protagonizada por la potencia de las masas de color, los planos y las líneas, recibe en este momento cierta influencia de Clyfford Still y Barnett Newman. Actualmente, José Guerrero es reconocido como uno de los pintores españoles más destacados de la Escuela de Nueva York. Alcanzó un temprano reconocimiento, siendo en 1959 nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras por el gobierno francés. Asimismo, en 1976 se celebró en su ciudad natal su primera exposición antológica. En 1984 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes, y en 1989 fue condecorado por la Fundación Rodríguez Acosta. En el año 2000 se inauguró en Granada el centro de arte que lleva su nombre, creado a partir de la donación realizada por su viuda a la Diputación. Está asimismo representado en diversos museos y colecciones, entre los que destacan el Museo Guggenheim, el MOMA y el Metropolitan en Nueva York, el Reina Sofía de Madrid, el Museo Británico o el Patio Herreriano de Valladolid.