Escuela española; siglo XX.
Sin título.
Óleo sobre lienzo.
Presenta restauraciones.
Firmado “M. Casado” en el ángulo inferior derecho.
Medidas: 92 x 65 cm; 95 x 68 cm (marco).
El cuadro representa a una mujer desnuda sentada en una silla, con la cabeza ligeramente inclinada, la mano apoyada en la mejilla y los ojos cerrados, como sumida en una introspección silenciosa. Su postura, relajada pero contenida, transmite una sensación de intimidad y vulnerabilidad que trasciende lo físico. La figura femenina, lejos de ser un simple objeto de contemplación, parece habitar un espacio interior, propio y profundo, al margen de la mirada del espectador.
Esta escena evoca la relación compleja entre modelo y artista, donde el cuerpo se convierte en medio de expresión, pero también en territorio de confianza, observación y respeto mutuo. El artista no solo retrata una forma, sino que intenta capturar un momento de humanidad suspendida, un estado emocional que revela tanto del sujeto como del creador. En este juego de silencios, la modelo no posa para ser vista, sino para ser comprendida.