CARLOS ARRIAGA (Madrid, 1958).
“Metrópoli emboscada # 5”, 2025.
Óleo sobre lienzo. Grisalla de fotografía y resina sobre lienzo.
Firmado y fechado en el ángulo inferior izquierdo. Titulado y fechado al dorso.
Medidas: 97,5 x 147 cm.
Carlos Arriaga fotógrafo profesional y pintor, recibió la gran parte de su formación artística en Nueva York. Llevó estudios de fotografía y cinematografía, así como de dibujo y pintura en el Arts Students League en Nueva York, y en la fundación Arauco de Madrid bajo la dirección de Guillermo Muñoz Vera. Desde el año 1980 colabora como fotógrafo profesional con prestigiosas agencias de publicidad y con las mejores revistas de moda y generalistas a nivel nacional. Sus obras se expusieron en Affordable Art Fair (Bruselas, 2019, 2014), en Galería Cartel en Málaga y la Galería Pepe Pisa de Madrid, entre otras. Arriaga fue premiado en el XIV Concurso de Artes Plásticas Carlos de Haes (Madrid, 1996), CXIX Salón de Otoño (Madrid, 2002), XXV Premio BMW de Pintura (Madrid, 2010).
En 2015 ocurre un cambio en su carrera, pues es cuando experimenta con la técnica de pintura al óleo sobre la fotografía en blanco y negro, que se convertirá en su firma artística. Esta técnica alude a grisalla, la técnica de pintura monocroma, que imita el efecto de bajorrelieves. Fue muy común entre los pintores flamencos medievales, y se puso de moda en el resto de Europa hacia el s. XIV. Como fotógrafo profesional, Arriaga capta los paisajes fotográficos con su cámara. Luego los somete a un minucioso estudio, y los modifica, realizando un trabajo propio a los urbanistas, de crear una megápolis perfecta.
Estas grisallas contemporáneas y reinterpretadas por Carlos Arriaga, nos invitan a un viaje onírico por Madrid, pero un Madrid diferente e inexistente en nuestra dimensión. La perspectiva que nos ofrece el pintor sobre su ciudad, nos permite captar el momento efímero de contemplar la capital desde su mejor perspectiva: el cielo. Las dicotomías de este paisaje urbano, sacado del contexto temporal, pues no tiene ni sol, ni luna, resultan muy atractivas: lo urbano y lo salvaje, los árboles frente las piedras, el apocalipsis contra el nacimiento. Lo único que se mantiene constante, y que nos hace formar parte de este microcosmos hermético, somos nosotros mismos, frutos de esta naturaleza salvaje incontrolable. Carlos Arriaga nos invita a un vuelo a la cuarta dimensión paralela, a “La Creación del Mundo” a la bosquiana, para que de una vez nos encontremos con el equilibrio desarrollando nuestras vidas urbanas.