ÁNGEL ALONSO (Laredo, Cantabria, 1923- Francia, 1994).
Sin título.
Carbón vegetal y pigmentos sobre plancha de cartón prensado con celulosa.
Adjunta certificado de autenticidad expedido por Patricia Ehrle.
Medidas: 105 x 78 cm; 110 x 83 cm (marco).
Ángel Alonso, exiliado en Francia desde 1947, fue una singular dentro de la pintura contemporánea. Estrecho colaborador y amigo de la filósofa María Zambrano, Alonso desarrolló una trayectoria artística marcada por una expresividad radical y una profunda exploración matérica, características que resuenan en esta pieza.
Según el historiador del arte Francisco Jarauta, Alonso dominaba con solvencia la materia pictórica y la técnica que él mismo había configurado, permitiéndole encarnar en sus obras los colores que más intensamente lo obsesionaban. Su relación con el color era tanto conceptual como táctil: lo abordaba desde la textura, desbordando los límites tradicionales del lienzo y fundiéndolo con elementos naturales como la tierra, la madera, las piedras o diversos objetos incorporados directamente a la obra. Tal como señala Marset, “el color sobrepasa el lienzo, desborda los marcos, borra o no tiene en cuenta los soportes”, reflejando así una voluntad de expansión visual y material que desafía las convenciones del formato pictórico.
De temperamento reservado, Alonso mantuvo deliberadamente una distancia respecto a las dinámicas del mercado del arte. En 1952 rechazó exponer en la reconocida galería parisina Jeanne Bucher, decisión que contribuyó a que su producción permaneciese al margen de los circuitos comerciales, sostenida únicamente por el interés de un reducido círculo de coleccionistas. Esta postura, sumada a su condición de exiliado, explica en parte la escasa visibilidad que su obra tuvo en España durante décadas.
No fue sino hasta 1996 cuando se organizó la primera gran retrospectiva de su obra en territorio español: Ángel Alonso (1923-1994), presentada inicialmente en la Fundación Marcelino Botín (Santander) y posteriormente itinerada al Instituto Cervantes de París y al Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 1998, la Galería René Metras en Barcelona acogió otra muestra relevante. Desde entonces, su presencia expositiva en España permaneció prácticamente inactiva hasta fechas recientes.
En 2009, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía adquirió un conjunto significativo de sus obras, mientras que el Ministerio de Cultura asumió la custodia de su archivo personal —incluyendo escritos, correspondencia y documentos— con vistas a la futura constitución de una fundación dedicada a su memoria en Cantabria. Entre 2013 y 2014, su legado fue objeto de una amplia exposición retrospectiva en el museo L’Ar[T]señal de Dreux (Francia), consolidando así el renovado interés crítico por una de las figuras más singulares y radicales del arte del exilio español.