MARIANO RODRÍGUEZ (La Habana, Cuba, 1912-1990).
“Puertas”, 1986.
Acrílico sobre lienzo.
Firmado y fechado en la parte inferior central.
Exposiciones:
-«La Fiesta del amor», Galería Habana, La Habana, 20 de mayo de 1987,
reproducido en el catálogo.
-«Mariano», Casa de las Américas, La Habana, 1998.
Se entregará al comprador un certificado de autenticidad de Dolores y Alejandro
Rodríguez, número 255, con fecha del 13 de febrero de 2003.
Medidas: 100,5 x 80 cm.
A mediados de los años 80, Mariano Rodríguez había depurado su lenguaje hasta llegar a un grado de abstracción simbólica, donde la forma es portadora de experiencia sensorial y cultural. “Puertas” es ejemplo de este proceso: la pintura es casi meditativa, al borde de la desaparición figurativa, pero densamente cargada de alusiones al mundo real (a la luz, a la arquitectura tropical, al color de los patios habaneros) y al acto mismo de mirar. Podríamos decir, por tanto, que estas cristaleras no son sólo umbrales físicos, sino también umbrales perceptivos y emocionales.
El título, “Puertas”, nos brinda una clave de lectura que orienta la mirada en medio de una aparente ambigüedad visual. Lo que podría parecer una construcción puramente abstracta revela, al ser nombrada, la sugerencia de una cristalera: los emplomados o montantes de los cristales se disponen como líneas rectas verticales y horizontales, trazando una geometría silenciosa que divide el plano en módulos regulares. La parte inferior, definida como un alféizar de cerámica, introduce una referencia concreta dentro del juego abstracto, aludiendo a un tipo de ornamentación popular y doméstica muy arraigada en la cultura material cubana. Es un eco de lo cotidiano, del Caribe vivido, transfigurado aquí en lenguaje plástico esencializado.
Pintor autodidacta, Mariano Rodríguez se inició a muy pronta edad en el mundo del arte. En 1930 inicia su carrera artística para, en el año 1936, viajar a México, lugar donde se impregnará de sus primeras influencias artísticas. Rodríguez comienza a utilizar entonces colores que recordaban el ambiente tropical: verde, color tierra y ocres con los que definía figuras con fuertes rasgos, pareciendo extenderse más allá del límite bidimensional del cuadro. Ya en la década de los 40, empezó un periodo expresionista, inspirándose sobre todo de Picasso y de Matisse. Fue en aquella época, a partir de 1941, que comenzó su serie de “gallos”. También dedicó otras series en torno a campesinos, mujeres, paisajes y naturaleza muerta. Más tarde, mostró otro giro en su carrera artística, empleando colores más oscuros y alejándose de la figuración. Entre 1962 y 1963, relató a través de sus pinturas, la historia contemporánea de Cuba, particularmente la Revolución. Sus temas son variados, pero su obra muestra una predilección por el universo femenino, con una fuerte connotación sexual. Mariano Rodríguez falleció en 1990 en La Habana.