NAIM ISMAIL, (Antioquía, 1930 – 1979).
"En el corro".
Óleo sobre tabla.
Firmado en el ángulo inferior izquierdo.
Con etiquetas en el reverso.
Medidas: 49 x 51 cm., 62 x 64 cm. (marco).
Desde muy joven, Naim mostró una inclinación natural por el dibujo y la pintura. Sus estudios formales comenzaron en Estambul entre 1949 y 1953, una ciudad que ya para entonces era un crisol de corrientes artísticas modernas e islámicas. Posteriormente continuó su formación en Roma, lo que le permitió entrar en contacto directo con las vanguardias europeas del momento, desarrollando una visión artística propia, a caballo entre la tradición y la innovación.
De regreso a Siria a mediados de los años 50, se estableció en Damasco, donde comenzó a trabajar como director artístico en publicaciones vinculadas al ejército. Durante más de una década (1958–1970), se dedicó a esta labor editorial, mientras en paralelo desarrollaba su lenguaje plástico: una pintura de carácter simbólico y abstracto que no solo buscaba agradar visualmente, sino también transmitir mensajes profundos sobre la identidad, la historia y la justicia social.
A comienzos de los años 70, el Ministerio de Cultura lo nombró Director de Bellas Artes de Siria. En este cargo, que ocupó hasta su muerte en 1979, Naim Ismail jugó un papel clave en la promoción del arte moderno en el país, impulsando la producción artística nacional y el reconocimiento de los artistas sirios dentro y fuera de sus fronteras.
La obra de Naim Ismail se caracteriza por una estética profundamente arraigada en la herencia visual islámica, con influencias del arte bizantino, el simbolismo y las formas geométricas tradicionales. A lo largo de su carrera, abordó temas como la resistencia, el exilio, la esperanza y el renacimiento. Obras como Al Fidaiyoun (“Los luchadores por la libertad”, 1969) y Dove of Peace (1968) son representativas de su compromiso político, especialmente en relación con la causa palestina y el sufrimiento de los pueblos árabes tras las guerras y ocupaciones del siglo XX.
Más allá de sus lienzos, Naim también dejó su huella en el espacio público. Diseñó la fachada del edificio sindical en Damasco y una parte decorativa de la presa de Éufrates en Tabqa, combinando arte monumental con mensajes de unidad y progreso. Su trabajo no solo embellecía, sino que narraba visualmente la historia colectiva de su pueblo.
A pesar de su fallecimiento prematuro en 1979, a los 49 años, el legado de Naim Ismail ha perdurado como uno de los pilares fundamentales del arte moderno sirio. Sus obras se encuentran hoy en colecciones públicas y privadas, y su figura es recordada como la de un creador comprometido con su tiempo, que supo traducir las complejidades del mundo árabe en un lenguaje visual potente, reflexivo y profundamente humano.